ROMA, Italia.- Las largas y complicadas negociaciones para la formación de un gobierno en Italia parecen haber llegado a la recta final, aunque el resultado permanece incierto. Y esto a causa de las dificultades que los líderes del Movimiento 5 Estrellas (M5E), Luigi di Maio, y de La Liga, Matteo Salvini, del centro-derecha, están encontrando para concluir un acuerdo que reciba la luz verde del presidente de la República, Sergio Mattarella. De ser así, Italia se dispondría a contar con un ejecutivo ciertamente anómalo y en medio de un fuerte escepticismo, nacional e internacional.
Las dudas conciernen detalles de algunos temas sobre los cuales faltaría el completo acuerdo entre los dos partidos, en particular acerca del nombre del jefe del gobierno, que no debería ser ninguno de los dos líderes.
Sería un ejecutivo anómalo ya que estaría formado por un partido, el M5E, considerado populista y otro, La Liga, tachado de xenófobo en tema de migración. Elementos que han suscitado preocupación en la sede de la Unión Europea (UE), y nerviosismo en los mercados internacionales.
El posible acuerdo entre Liga y M5E prevé, entre otras cosas, la revisión de los Tratados de la UE (que consideran con poca equidad y diferencias en el tratamiento de sus miembros), la adhesión, con algunas perplejidades, al sistema monetario de la misma UE, la abolición de las sanciones contra Rusia por parte italiana aun confirmando adhesión a la Alianza Atlántica, así como la revisión de la consistente deuda externa n Italia y reformas en el fisco y en el sistema jubilatorio nacional. En todo esto, habrá que verificar si se cuenta con los recursos económicos necesarios.
La última polémica sobre este posible gobierno tuvo como protagonista el importante medio financiero, Financial Times, que habló de “la llegada de los bárbaros a Roma”, refiriéndose a La Liga y al M5E. La reacción fue igualmente dura (“mejor barbaros que siervos”, dijo Salvini) criticando la “inaudita injerencia”.
Es más, los mismos socios de la Liga en la coalición victoriosa en las elecciones del 4 de marzo, Forza Italia de Silvio Berlusconi, y Hermanos de Italia, no esconden un cierto malhumor por la alianza de Salvini con el M5E, manifestando también serias dudas sobre la cohesión y por lo tanto la solidez necesaria para que un gobierno como el que estaría por formarse tenga efectivas posibilidades de éxito.
Además, otros interrogativos conciernen al posible rol del jefe del gobierno elegido por Salvini y Di Maio, los cuales de hecho serían los verdaderos comandantes en el timón del ejecutivo (y aquí el problema sería la convivencia política entre ambos), mientras que el primer ministro tendría muy poca autonomía decisional, encargándose esencialmente de aplicar estrictamente las disposiciones de los dos líderes. Y esta sería otra anomalía.
Los dos líderes esperan tener todo listo para el próximo lunes (incluyendo el nombre del papable para dirigir el ejecutivo, cuando deberían presentarse al jefe del Estado, quien tendrá la última palabra. Será la ocasión para saber con mayor certeza sí efectivamente está por nacer un gobierno en Italia, o sí todo vuelve a empatarse con la concreta posibilidad en este caso del recurso a nuevas elecciones.