PANAMÁ. Laurentino Cortizo asumió como presidente de Panamá para los próximos cinco años con un duro discurso contra la corrupción y prometiendo acabar con la flagrante desigualdad económica que aqueja al país.
Cortizo, tiene también el reto de sacar al país de las listas internacionales de lavado de dinero para atraer inversión extranjera y deshacerse del estigma de paraíso fiscal, llega al poder tras ganar por estrecho margen las elecciones de mayo al derechista Rómulo Roux, "delfín" del detenido expresidente Ricardo Martinelli.
Sustituye a Juan Carlos Varela, quien dejó la presidencia con baja popularidad debido a la desaceleración económica y al descontento social por la sensación de corrupción generalizada.
"Venimos de una década perdida de corrupción, de robarse el dinero de los panameños. Se lo quitaron a los enfermos, a los que sufren sin medicamentos en hospitales fantasmas (...) Nos intoxicó el clientelismo", aseguró durante el discurso de investidura.
Panamá ha sido sacudida por distintos escándalos de corrupción, como el de los sobornos de la multinacional brasileña Odebrecht o el de las sociedades "offshore" (extraterritoriales) usadas presuntamente por personalidades de todo el mundo para evadir impuestos.
Ante ello, Cortizo anunció que creará una unidad especial que "coordinará todas las acciones para sacar y mantener a Panamá fuera de las listas y consolidarnos como el mejor centro de negocios, servicios y logística de América Latina".