A tres semanas de las elecciones españolas, el jefe de gobierno Pedro Sánchez recibía este domingo duras críticas de la derecha, que reclama medidas excepcionales en Cataluña, donde la tensión se redujo el sábado tras varias noches de enfrentamientos violentos entre activistas independentistas y fuerzas de seguridad.
A gritos de "Viva España" y "Todos somos catalanes", cientos de personas se concentraron a mediodía ante la sede del gobierno regional de Cataluña, en Barcelona, convocados por el dirigente del partido Ciudadanos (centroderecha neoliberal), el catalán Albert Rivera.
"Quiero un gobierno de mi país que defienda a todos los ciudadanos (...) de los que cortan carreteras, de los que aplauden la violencia", dijo Rivera, exigiendo a Sánchez el cese desde Madrid del presidente regional, el separatista Quim Torra.
"¡Fuera Torra! Cesemos a Torra y volvamos a la convivencia", exclamó entre aplausos de los suyos.
Los violentos "son unos salvajes, no hay otra palabra (...) El gobierno tiene que actuar porque todo esto es una vergüenza", decía Roberto Salas, un jubilado.
Los disturbios en Cataluña reavivaron la presión de la derecha para intervenir la autonomía de esta región nororiental, como ya se hizo en 2017 tras el intento fallido de secesión.
Un gobierno sobrepasado
La condena, el lunes pasado, a penas de entre nueve y 13 años de prisión para nueve separatistas -políticos y activistas- implicados en esa tentativa encendió las calles de la región.
Este domingo para las 16:00 horas está convocada una nueva manifestación independentista frente a la delegación del gobierno español en Barcelona, donde hubo fuertes incidentes el martes.
Después de años de protestas pacíficas, se vivieron escenas de violencia que dejaron unos 600 heridos. Entre ellos, un policía en "estado muy grave" y una manifestante en "estado crítico", según la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
"¿Qué más tiene que pasar en Cataluña para poner orden? (...) ¿Que incendien Barcelona? Ya lo hacen todas las noches", dijo en un acto en Toledo (centro) el líder del Partido Popular, segunda fuerza política del país, Pablo Casado.
"Se necesita un gobierno previsor de lo que pueda ocurrir, no un gobierno sobrepasado por los acontecimientos", insistió Casado.
En el otro lado, el presidente regional Torra reclamó el sábado a Sánchez una "negociación sin condiciones" para solucionar el conflicto.
Llegado al poder en junio de 2018 con una moción de censura al conservador Mariano Rajoy apoyada por los separatistas, el líder del PSOE declinó la propuesta y exigió a Torra que reconozca que la mitad de los catalanes no comparten su proyecto.
Según un sondeo del mismo gobierno regional realizado en julio, un 44% de los habitantes de Cataluña son favorables a la independencia y un 48.3% se oponen.