“Juro solemnemente que desempeñaré fielmente el cargo de presidente de los Estados Unidos y que guardaré, protegeré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos, empleando en ello el máximo de mis facultades. Que Dios me ayude”.
Es la frase que durante más de dos siglos los mandatarios de Estados Unidos han pronunciado durante la investidura al cargo presidencial. Pero el principal acto va más allá de las palabras, se trata de los símbolos de la ceremonia, específicamente el juramento sobre una Biblia.
➡️ Presidentes de México | De católicos de clóset a cristianos por conveniencia
La Constitución estadounidense no establece que se tenga que jurar ante una Biblia, en sí, este hecho está más cercano a la tradición que a la ley. Incluso, los nuevos presidentes pueden llevar el libro que consideren necesario para la ceremonia, contando biblias que hayan pertenecido a personajes históricos o que representen un símbolo muy personal.
El caso más reciente es el de Joe Biden, quien rindió protesta colocando su mano izquierda sobre una antigua Biblia familiar que data del siglo XIX. Varios han llevado la suya, como Bill Clinton que se basó en el libro sagrado de su abuela, mientras que Donald Trump lo hizo con dos, una de su infancia y la segunda, la Biblia personal de Abraham Lincoln.
El antecesor de Trump, Barack Obama, también usó la sagrada escritura de Lincoln, pero en su juramentación agregó la del líder activista por los derechos de los afroamericanos, Martin Luther King.
Pero no todos los presidentes se han alineado con la tradición, es el caso de John Quincy Adams (1825), Theodore Roosevelt (1901) y Lyndon Johnson (1963).
Durante la juramentación, la tradición dicta el pronunciamiento de las frases “Que Dios me ayude” o “En Dios confiamos”, sin embargo, el país es una nación laica que garantiza la separación de la Iglesia y el Estado. Aun así, el uso de los textos sagrados da un mensaje sobre los valores que importan al líder en turno, que van desde la fe, el respeto, honestidad, responsabilidad, generosidad y la compasión.
HISTORIA
La tradición fue iniciada por George Washington, quien juramentó ante una Biblia masónica, misma que fue usada por Harding (1921), Eisenhower (1953), Carter (1977) y Bush padre (1989)