WASHINGTON, DC. Los gobiernos del Triángulo del Norte de Centroamérica y de México abogaron por el destino de los niños migrantes separados de sus padres en EU, en una reunión con el vicepresidente Mike Pence.
En el marco de la Segunda Conferencia sobre la Prosperidad y la Seguridad en Centroamérica, el vicepresidente estadounidense recibió en el Departamento de Estado al presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, junto al presidente de Guatemala, Jimmy Morales, y al vicepresidente de El Salvador, Óscar Ortiz.
"Le hago la solicitud de poder buscar la legalización del (TPS) de los hondureños que se encuentran en Estados Unidos", dijo el presidente de Honduras, en alusión al programa de Estatus de Protección Temporal (TPS) que protege a unas 400 mil personas de países como Haití, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Nepal, Sudán del Sur, entre otros, que el gobierno estadounidense busca terminar.
"Nos urge además que los 119 niños separados de sus padres en este país sean devueltos a sus hogares. No puedo regresar sin una respuesta a Honduras", afirmó Hernández.
También el vicepresidente de El Salvador se refirió a la situación de los menores: "Nos preocupa el tema de la reunificación familiar, el tema de los niños y niñas en Estados Unidos, el tema de TPS, necesitamos tiempo en el Triángulo del Norte para abordarlo en el corto plazo y avanzar", dijo Ortiz.
Pence aseguró que su país está "más comprometido" que nunca con Centroamérica, pero sus declaraciones contrastan con la disminución que ha sufrido este año la asistencia a la región, que bajó hasta los 460 millones de dólares, lo que supone un recorte del 34% con respecto al año anterior. Ante ello, los centroamericanos reclamaron más apoyo para luchar contra las pandillas, mejorar sus infraestructuras y reducir la salida de migrantes.
Pence también fue contundente al pedir a los líderes centroamericanos que envíen un mensaje a sus ciudadanos: "Si no pueden venir a Estados Unidos legalmente, no deberían venir".
Morales por su parte, aprovechó la oportunidad para pedir un crédito de 15 mil millones de dólares para reforzar la seguridad en la frontera.
Lo escuchaban también el canciller mexicano, Luis Videgaray, y el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete.
"México dejó de ser el principal origen de migrantes en Norteamérica y hoy se ha convertido en un país de tránsito. Esto implica nuevos retos que México asume con responsabilidad.
El principal, es el reto de derechos humanos", dijo el canciller mexicano. Por su parte, Navarrete Prida deploró que subsistan actitudes xenófobas y espacios que han generado división y aislamiento de los países.