Unos 60 mil judíos franceses —que representan 10% de la comunidad— abandonaron el país desde el año 2000 debido al creciente aumento del antisemitismo y el aumento de la “inseguridad”.
La cifra escalofriante de 55 mil 049 personas que decidieron hacer el alyah (“regreso” a Israel) fue revelada por el ensayista Pascal Bruckner en la presentación de El nuevo antisemitismo, trabajo colectivo que acaba de salir en Francia.
El éxodo registró un pico sin precedentes de 7 mil 892 “olims” en 2015. El éxodo record de año refleja el pánico que se produjo en la comunidad tras las primeras manifestaciones de la ola de terrorismo yihadista en Francia.
Ese fenómeno comenzó el 7 de enero de 2015 con el atentado contra el semanario satírico “Charlie-Hebdo”, que dejó 11 muertos, y dos días más tarde con el ataque al hipermercado de alimentación kasher en París, que provocó 5 víctimas (tres clientes, un empleado y el terrorista).
Las cifras citadas en el libro sobre El nuevo antisemitismo coinciden con los resultados de los trabajos realizados por el historiador Marc Knobel, director de estudios en el Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia (CRIF).
Esas estadísticas equivalen, en todo caso, a aproximadamente 10 por ciento de la comunidad judía. [En Francia está prohibido realizar censos o llevar cualquier tipo de registros de carácter racial, étnico o religioso].
Los que se fueron
Las 60 mil personas que partieron en los últimos 17 años representan un sensible aumento con respecto al periodo entre 1970 y 1999. Durante ese periodo —dos veces más amplio—, 48 mil 097 judíos abandonaron Francia para radicarse en Israel.
Esas estadísticas corresponden, según Marc Knobel, a datos suministrados oficialmente por la Agencia Judía, institución que tradicionalmente se encarga de acompañar a los olims (candidatos al alyah).
El éxodo actual “es un fenómeno sin precedentes” que traduce “un muy fuerte sentimiento de inseguridad, malestar y de dudas”, consecutivos al aumento de actos antisemitas, según el diagnóstico coincidente de Knobel y de Francis Kalifat, presidente del CRIF.
En verdad, la cantidad de actos de violencia contra la comunidad judía no registró un aumento importante. Desde el año 2000, las estadísticas policiales contabilizan entre 400 y 600 actos antisemitas por año con un fuerte pico de 800 anuales a partir de 2014.
En 2016 y 2017 ese nivel descendió a poco más de 300, pero ese fenómeno constituye un espejismo: a partir de 2015, la mayoría de los “blancos” (sinagogas, colegios e instituciones judías) comenzaron a ser custodiados por los militares del dispositivo anti-terrorista Vigiepirate, lo que tuvo un efecto disuasivo.En cambio, hubo un incremento más que significativo de la “calidad” de la violencia con un repunte de las agresiones físicas.
Alahu Akhbar una frase divina ligada a la muerte
Francia, precisamente, acaba de ser conmovida por muerte Mireille Knoll. La anciana, que milagrosamente había sobrevivido a los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial, fue asesinada por dos jóvenes. En el momento de matarla, uno de ellos gritó: Alahu Akhbar (“Dios es grande").
Por otro lado, la justicia acaba de recalificar como “asesinato antisemita” la muerte de Sarah Halimi, perpetrada en abril de 2017.
La mujer fue arrojada desde el balcón de su casa por un joven que recitaba versículos del Corán y gritaba Allah Akhbar. “Maté al sheitan (demonio, en árabe), exclamó cuando llegó la policía.
Esos episodios permitieron percibir la existencia de un incremento de un fuerte aumento del llamado “antisemitismo islamista”.
Debido a la gravedad que alcanzó ese fenómeno, un grupo de 300 intelectuales acaba de firmar una declaración alertando al país sobre la gravedad de esa tendencia.
Pero ese llamamiento no consiguió evitar que cada día que pasa, los judíos continúan abandonando Francia –al ritmo de 10 por día– para radicarse en Israel o en algún país europeo que les ofrezca mayor seguridad.