WASHINGTON. Funcionarios electorales federales y estatales de Estados Unidos, que incluye a la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad, negaron que haya evidencia de pérdida o cambio de votos, o de alteración de los sistemas de votación en las elecciones de la semana pasada, contradiciendo afirmaciones de los republicanos y de la Casa Blanca.
“La elección del 3 de noviembre fue la más segura en la historia de Estados Unidos”, dijeron en un comunicado.
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“No hay evidencia de que algún sistema de votación haya eliminado o perdido votos, haya cambiado votos o haya sido alterado de alguna manera”, indicaron.
La declaración se produjo luego de que Bryan Ware, subdirector de la agencia, conocida como CISA, presentara su renuncia el mismo día. Ware y otros altos funcionarios de la agencia habían provocado el descontento de Trump porque no respaldaron sus afirmaciones de fraude.
Está afirmación socava los intentos del presidente Donald Trump de desconocer los resultados afirmando que hubo irregularidades electorales. Insiste en que él ganó las elecciones y siete días después de dar a conocer la victoria virtual de su rival demócrata, Joe Biden, no ha permitido la garantía de una transición segura.
La CISA instaló hace una semana un sitio web que controlaría la información dudosa o errónea, con el fin de informar que cualquier retraso de resultados era normal y no un signo de incorrección, algo que causó la ira del presidente trump.
Este escenario ha sido criticado por algunos republicanos que poco a poco se alejan de la negativa de Trump a cooperar con Biden, diciendo que el demócrata tiene derecho a participar de reuniones informativas de inteligencia aunque aún no estén dispuestos a reconocer lo como ganador de la elección del 3 de noviembre.
No hay evidencia de que algún sistema de votación haya eliminado o perdido votos, haya cambiado votos o haya sido alterado de alguna maneraAgencia de Ciberseguridad de EU
La mayoría de los funcionarios y legisladores republicanos permanecían públicamente detrás de los intentos de la campaña de Trump de impugnar el resultado electoral a través de demandas que desafíen el conteo de votos en algunos estados.
El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, ha guardado silencio hasta ahora sobre la polémica, como también ha hecho el jefe de la minoría del partido en la Cámara Baja, Kevin McCarthy.
No obstante, varios aliados de Trump han empezado a dar señales de su incomodidad con la situación, y sus comentarios sobre la información de inteligencia fueron una señal implícita de que saben que los esfuerzos del presidente por dar la vuelta al resultado no surtirán efecto.
Un número creciente de senadores republicanos, incluidos John Cornyn, Ron Johnson, James Lankford, Chuck Grassley y Lindsey Graham, instaron al gobierno de Trump a permitir que Biden acceda a las reuniones de inteligencia.
El presidente electo tradicionalmente recibe los informes de inteligencia para enterarse de las amenazas que enfrenta el país antes de asumir el cargo.
No está claro que esas grietas puedan influir a corto plazo en el comportamiento de Trump, cuyos votantes disfrutan cuando reivindica su independencia del Partido Republicano, por lo que no supondría una ruptura en el trumpismo.
Mientras tanto Biden seguía adelante con sus preparativos para gobernar, al hablar con el Papa Francisco. El presidente electo se convertirá en el primer mandatario estadounidense católico desde John Kennedy, y durante la llamada con el Papa agradeció por sus “bendiciones".
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