Los demócratas perdieron este martes el control del Senado, que cayó en manos de los republicanos tras alcanzar los 51 votos necesarios para la mayoría, y se desinflan en su intento por ganar el poder de la Cámara Baja, donde cosechan 186 de los 218 que precisan para su control.
Con los dos escaños de Virginia Occidental y Ohio, hasta ahora en manos demócratas, los republicanos han logrado darle la vuelta al control del Senado tras cuatro años de oposición, según las proyecciones de Associated Press (AP) y Fox News.
La batalla se centra cada vez más en el control de la Cámara Baja, una carrera que lideran los republicanos, que aspiran a retener su poder en este organismo.
Con 181 escaños hasta el momento, el partido del expresidente Donald Trump le ha dado la vuelta a tres escaños demócratas, mientras que los demócratas han ganado dos.
El avance del escrutinio pone a los republicanos solo ligeramente más cerca de los 218 representantes necesarios para atesorar la mayoría frente a los 152 en manos del Partido Demócrata, según las proyecciones de Fox y CNN.
Los votantes hicieron historia en Delaware, donde eligieron a la demócrata Sarah McBride como primera congresista abiertamente transgénero.
Con al menos 200 escaños seguros para cada partido, es probable que el bando ganador acabe con una estrecha mayoría que podría dificultar el gobierno. Eso ha quedado patente en los dos últimos años, cuando las luchas internas republicanas han provocado votaciones fallidas y turbulencias en el liderazgo, y han socavado los esfuerzos del partido por recortar el gasto y endurecer la política de inmigración.
Las reñidas elecciones en los estados de Nueva York y California, de tradición demócrata, podrían determinar el control de la Cámara de Representantes, aunque es posible que el resultado final no se conozca hasta dentro de varios días, ya que California suele tardar varios días en contar sus votos.