Autoridades brasileñas rescataron a una mujer que llevaba 72 años laborando para una familia como su empleada doméstica, haciendo la limpieza de la casa y cuidando a algunos de sus integrantes sin recibir ningún salario.
De acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Previsión del país, esta fue la explotación considerada como esclavitud más larga que tienen registrada en la época contemporánea luego de la abolición de la esclavitud.
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De acuerdo con información de Repórter Brasil, la mujer que ahora tiene 84 años, comenzó a trabajar para los Mattos Maia a los 12 años para hacer la limpieza de la casa, al morir la pareja que integraba la familia, la mujer afroamericana se mudó con la hija de éstos para hacer las mismas labores, incluido ahora el cuidado de niños.
André Mattos Maia era el supuesto empleador actual de la mujer cuyo nombre no ha sido revelado, y por los informes de las autoridades, es un hombre que posee casi la misma edad de su empleada quien cuidaba de él.
En declaraciones dadas al portal G1, Alexandre Lyra, encargado del operativo en la casa de la familia Maia, dijo que sus empleadores nunca le otorgaron salario, vacaciones o cualquier derecho laboral al asegurar que sus labores en la casa eran voluntarias.
La mujer resguardada en ese lugar tenía las visitas y llamadas controladas e incluso no se le permitía tener mayor relación con el mundo exterior.
“En casos como este siempre escuchamos la afirmación de que la víctima es 'como de la familia'. Pero a esta persona de la familia no se le permitía estudiar, ni tener amistades externas ni siquiera llevar su propia vida. Esta familiar duerme en un sofá, en un espacio improvisado a modo de dormitorio en una antesala del cuarto del patrón, de quien ella era la cuidadora”, apuntó Lyra.
La intervención realizada el pasado 15 de marzo fue posible gracias a una denuncia anónima, posteriormente se intentó localizar al dueño de la casa sin obtener respuesta llegando así a la realización de un operativo.
Al hacerle algunas preguntas a la mujer, Alexandre Lyra se percató de que ella no podía hablar por sí misma ya que su empleador hablaba por ella y no le permitía comunicarse.
Ahora, la mujer de la tercera edad está resguardada en un albergue y recibe el apoyo que necesita, incluido el psicológico y el caso sigue en investigaciones. Sin embargo, la víctima sigue sin entender lo que ha sucedido durante tantos años.
“Esta señora hoy todavía no es consciente de la agresión que vivió todo este tiempo. Perdió el derecho, las referencias de lo que sería una vida, un trabajo digno, una vida social . No tiene lazos de amistad, de familia. Ella no tenía exactamente derechos familiares. Y a ella le cuesta entender esto, porque para bien o para mal, eso era lo que tenía hace 72 años”, dice Alexandre Lyra en entrevista con G1.