El fiscal especial Robert Mueller anunció su renuncia luego de emitir un reporte en el que aseguró que "acusar al presidente de un delito no fue una opción que pudiéramos considerar".
Mueller, en su primera declaración pública sobre la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, también indicó que considera inapropiado comparecer ante el Congreso, a pesar de la intención de los demócratas, que controlan la Cámara de Representantes, de escuchar su testimonio.
"Según la política del Departamento, el presidente no puede ser acusado de un delito federal mientras esté en el cargo", dijo Mueller en sus primeros comentarios públicos en dos años. "Eso es inconstitucional", resaltó el ex director del FBI.
Un fiscal especial "es parte del Departamento de Justicia y, por reglamento, está sujeto a la política de ese departamento", expresó Mueller, para acotar luego que "inculpar al presidente de un crimen, por lo tanto, no era una opción que pudiéramos considerar", dijo.
"La Constitución requiere un proceso en el que no sea el sistema de justicia el que acuse formalmente a un presidente en funciones", agregó Mueller, en lo que pareció ser una sugerencia para que una acción semejante debe recaer en el Congreso.
Al mismo tiempo, Mueller reiteró que su informe sobre la interferencia de Rusia en la campaña electoral de 2016 y la presunta obstrucción de Trump a la justicia no exoneraron al presidente.
"Sería injusto acusar a alguien de un delito cuando no puede haber una resolución judicial del cargo real", dijo.
Mueller también dijo que si lo llamaban a declarar ante el Congreso, como lo piden algunos legisladores demócratas, no diría nada más de lo que ya está incluido en el informe.
Barr se lanza contra Mueller
El mes pasado, el fiscal general Barr, aseguró ante un comité del Congreso que hubo espionaje contra integrantes de la campaña de Trump en el origen de las pesquisas de la llamada trama rusa, encabezadas por Mueller, aunque después reveló que en realidad está intentando averiguar si efectivamente hubo "una vigilancia inapropiada" a miembros del equipo electoral del entonces candidato.
Mueller cerró su investigación sobre la trama rusa en marzo y concluyó que no halló pruebas de que Trump ni nadie de su entorno trabajara con el Kremlin para ganar los comicios, aunque dejó la puerta abierta un posible delito de obstrucción a la Justicia contra el mandatario.