KIEV. Rusia ordenó a sus fuerzas en Ucrania iniciar la fase más agresiva de su invasión a Ucrania, mientras cohetes y misiles golpeaban el centro y este del país en el último de una serie de bombardeos que, según Kiev, han matado a decenas de personas en los últimos días.
A una semana de cumplirse los cinco meses de la campaña militar rusa en Ucrania, el Ministerio de Defensa ruso informó en un comunicado en su página web que el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, había ordenado a las unidades militares que intensificaran sus operaciones para evitar ataques en el este de Ucrania y otros territorios controlados por Rusia.
Dijo que Shoigu “dio las instrucciones necesarias para aumentar las acciones de los grupos en todas las áreas operativas con el fin de excluir la posibilidad de que el régimen de Kiev lance ataques masivos con cohetes y artillería contra la infraestructura civil y los residentes de los asentamientos en Donbas y otras regiones”.
El Ejército del Kremlin reanudó el asedio en la región de Donetsk, donde los principales combates se libran ahora en torno a la localidad de Síversk, clave para el futuro avance en dirección a los baluartes de Kramatorsk y Sloviansk.
Las tropas rusas lanzaron más de veinte ataques, que dejaron civiles muertos y heridos y una cincuentena de edificios destruidos, informó ayer el servicio de prensa de la policía regional.
“La policía ha documentado 21 ataques de Rusia contra la población civil. Hay muertos y heridos. Edificios residenciales, infraestructura civil y sembradíos resultaron dañados”, precisa el informe de la policía que recoge la agencia Ukrinform.
En los últimos ataques, los misiles alcanzaron la ciudad de Chuhuiv, en la región de Járkov, matando a tres personas, entre ellas una mujer de 70 años, e hiriendo a otras tres, dijo el gobernador regional Oleh Synehubov.
Al sur, el gobernador regional Valentyn Reznichenko dijo que más de 50 cohetes Grad rusos cayeron sobre la ciudad de Nikopol, en el río Dnipro. Dos personas murieron, según los servicios de emergencia.
“Hay muertos y heridos. Edificios residenciales y sembradíos resultaron dañados”, indicó la policía. Las tropas rusas también bombardearon doce núcleos poblacionales: las ciudades de Avdiivka, Bajmut, Konstyantynivka, Hirnyk, Kramatorsk, Sloviansk, Krasnohorivka y los pueblos de Zoloti Prudy, Verjnokamianske, Ostrivske, Novomarkove y Yagidne.
El estadounidense Instituto para los Estudios de la Guerra (ISW) señala que la llamada “pausa operativa” que tomaron las tropas rusas hace unos diez días parece haber llegado a su fin con nuevas operaciones de asalto que comienza a emprender el Ejército ruso.
A la vez, los expertos del instituto aseguran que “si la pausa operativa realmente ha terminado, es probable que los rusos continúen y amplíen sus ataques en las próximas 72 horas”.
Y coinciden en que Síversk, uno de los nudos ferroviarios de Donetsk que han cobrado importancia estratégica en la ofensiva rusa, será el epicentro de feroces combates entre tropas de ambas partes durante la semana que viene.
En tanto, el operador ucraniano de energía nuclear acusó a las fuerzas rusas de desplegar lanzadores de misiles en la central nuclear de Zaporiyia para disparar contra las regiones de Nikopol y Dnipró, que registraron ataques de madrugada.
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El asesor del alcalde de Mariúpol conformó el paso por la ciudad de una gran columna de equipo militar ruso en dirección a la región de Zaporiyia, al tiempo que expresó su conmoción por la orden rusa de intensificar la ofensiva.
EL G20 SIGUE DIVIDIDO
En tanto, los ministros de Finanzas del G20 terminaron dos días de reunión en Indonesia entre discrepancias sobre la estrategia a seguir sobre la invasión rusa de Ucrania y la inseguridad alimentaria, y por ello no hubo un comunicado conjunto.
“Los países tienen posiciones que no se pueden reconciliar”, dijo el ministro de Finanzas de Indonesia, Mulyani Indrawati.