LEÓPOLIS. Ucrania acusó a Rusia de bombardear un hospital infantil en el asediado puerto de Mariúpol durante un alto al fuego acordado para permitir que los civiles atrapados pudieran escapar.
Rusia había dicho que no dispararía para dejar que miles de civiles huyeran de Mariúpol y otras ciudades asediadas ayer. No obstante, la corporación municipal afirmó que el hospital fue impactado varias veces durante un ataque aéreo.
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El gobernador de la región de Donetsk había asegurados que había 17 heridos, incluidas mujeres en trabajo de parto.
Un responsable regional dijo que los heridos son todos trabajadores del hospital pediátrico y que "no hay ningún niño" entre ellos ni ningún fallecido.
Al ser cuestionado, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que “las fuerzas rusas no disparan contra civiles”.
La portavoz del Ministerio ruso de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zajarova, afirmó por su parte, sin negar el ataque, que los “batallones nacionalistas” ucranianos habían evacuado al personal y a los pacientes y que los desplegó en el sitio en posiciones de tiro.
El ataque provocó un clamor de indignación global.
El primer ministro británico, Boris Johnson, denunció un ataque “inmoral”, mientras la Casa Blanca fustigó el uso “bárbaro” de la fuerza contra civiles.
El Vaticano calificó el bombardeo de como “inaceptable”.
Fracasa evacuación
Ucrania afirmó que al menos mil 170 civiles habían muerto en Mariúpol desde el comienzo de la invasión y que 47 fueron enterrados en una fosa común ayer.
El Ministerio de Defensa de Rusia culpó a Ucrania por el fracaso de la evacuación y agregó que la situación que enfrentan los civiles en Mariúpol alcanzó una “escala catastrófica”.
La Organización Mundial de la Salud ha verificado 18 ataques contra instalaciones de atención médica, trabajadores de la salud y ambulancias en toda Ucrania.
Un alto funcionario de defensa estadounidense dijo que había indicios de que el ejército ruso estaba usando las llamadas bombas “tontas”, que no son guiadas con precisión, y que Washington había observado “un daño creciente a la infraestructura civil y víctimas civiles”.
Funcionarios locales de otras ciudades dijeron que algunos civiles escaparon por corredores seguros, incluidos Sumy en el este de Ucrania y Energodar en el sur., en medio de temperaturas gélidas.
Sin embargo, las fuerzas rusas estaban impidiendo que un convoy de 50 autobuses evacuara a los civiles de la ciudad de Bucha, a las afueras de Kiev, dijeron las autoridades locales por internet, añadiendo que continúan las conversaciones para permitir su partida.
Reducidos a escombros
“En sólo dos semanas, las casas han sido reducidas a escombros”, señaló el Comité Internacional de la Cruz Roja. “Las familias se amontonan bajo tierra durante horas para buscar refugio de los combates. Cientos de miles de personas no tienen comida, agua, calefacción, electricidad ni atención médica”.
Las fuerzas rusas controlan territorio que se expande por la frontera noreste de Ucrania, el este y el sureste. Ha habido combates a las afueras de Kiev, mientras que la segunda ciudad del país, Járkov, está bajo bombardeo.
Justo antes de los reportes del ataque al hospital, la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas dijo que había verificado 516 muertes de civiles y 908 heridos desde el comienzo del conflicto.
Los países occidentales creen que Moscú tenía como objetivo derrocar con rapidez al gobierno de Kiev en un golpe relámpago y se está viendo obligado a adaptarse tras subestimar la resistencia ucraniana. Rusia ha tomado un territorio sustancial en el sur, pero aún debe capturar grandes ciudades en el norte o el este.
Las tropas rusas que han estados detenidas a las afueras de la capital de Ucrania se movieron ayer a las proximidades de la capital, la víspera de la reunión de los ministros de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y ucraniano, Dmitro Kuleba, en la localidad turca de Antalya, en el primer encuentro bilateral de alto nivel desde el inicio del conflicto.
Los soldados rusos avanzan rápidamente desde hace varios días desde el norte y el noreste de la capital ucraniana,
Las columnas de blindados rusos, que hace cinco días se encontraban a unos cientos de kilómetros al noreste de Kiev, se hallaban ayer a unos quince kilómetros, cerca de Brovary.
Rusia ha enviado reclutas a la batalla y algunos fueron hechos prisioneros, reconoció el Ministerio de Defensa ruso, una confesión vergonzosa después de que Putin prometiera a principios de esta semana que los reclutas “no participan ni participarán” en la guerra.
Putin lanzó la invasión por tierra, mar y aire el 24 de febrero. Moscú califica su acción de “operación militar especial” para desarmar a su vecino y desalojar a los líderes, a los que califica como “neonazis”.
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