MEO VAC, Vietnam. Vu Thi Dinh pasó semanas buscando a su hija desaparecida con su mejor amiga en Vietnam, cerca de la frontera china, en una región empobrecida donde las redes criminales secuestran adolescentes para venderlas como esposas en China.
Como ella, muchas madres vietnamitas están buscando a sus hijas, temiendo que hayan sido vendidas para casarse en China, donde la política de hijo único establecida entre 1979 y 2015 engendró un déficit de varias decenas de millones de mujeres.
Muchas son engañadas por un novio, mientras que la costumbre del matrimonio por secuestro autoriza a un joven a secuestrar a su futura esposa con o sin el consentimiento de la familia.
A otras las encuentran en los bulliciosos mercadillos del domingo o por redes sociales.
Y hay quienes aceptan viajar a China con la promesa de un matrimonio feliz o de un empleo mejor que los trabajos de granja a los que acaba destinada la mayoría.
Según cifras oficiales, el país registró unos tres mil casos de trata de seres humanos entre 2012 y 2017, la mayoría mujeres jóvenes. Pero estas estadísticas solo representan a personas que pudieron ser rescatadas o que lograron volver a su país por sus propios medios. Muchos de los casos de secuestro no quedan registrados y el número total de desapariciones es mucho más alto.
Por otro lado, existen organizaciones civiles que se encargan de rescatarlas como Blue Dragon, pese a los riegos que esto representa. Además de la venganza de los maridos, el tráfico de "prometidas" vietnamitas es un mercado que genera decenas de millones de euros.
Desde 2007, Blue Dragon ha conseguido que unas 400 mujeres escapen a la esclavitud sexual o de los matrimonios a los que fueron forzadas en China. Según estimaciones, cientos de miles de mujeres sin recursos de Vietnam, Camboya, Birmania o Laos son víctimas de los traficantes, que les prometieron una vida mejor en China.
Algunas veces las familias son cómplices y deciden vender a las jóvenes a chinos y existe un gran índice de que los matrimonios fallen y se separen, pero no pueden volver a su país, por lo que deciden dedicarse a la prositución para subsistir.
La contraparte son miles de hombres en China que tras agotar sus opciones para conseguir pareja, deciden buscar mujeres por internet.
Millones de hombres chinos se hallan, como él, atrapados en un mercado del matrimonio ultracompetitivo y son víctimas de una máxima presión social.