La preocupación crece en Uruguay por una fuerte sequía que destruye cultivos y seca reservas de agua destinadas a las ciudades, como es en el caso del embalse de Canelón Grande.
Dicho embalse estaba pensado para riego y se usaba también para abastecer a una de las principales infraestructuras de distribución de agua potable del país, conocida como Aguas Corrientes, que sirve a la capital Montevideo y su zona metropolitana. Uruguay, un país de casi 3.5 millones de habitantes, tiene más de la mitad de su población concentrada en esa área.
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El prosecretario general de la Agencia Estatal de Aguas Juan Martín Jorge, explicó que en materia de agua potable el país atraviesa "una situación crítica, pero bajo control", gracias al uso de reservorios alternativos y camiones cisterna que solucionan el faltante en todo el país. Uruguay tiene posibilidades incluso de recurrir al agua del río de la Plata y potabilizarla.
De todos modos, desde inicios de febrero, el gobierno emitió una prohibición de uso de agua potable para fines no prioritarios como puede ser riego de jardines ornamentales o lavado de vehículos.
En el sector agropecuario la situación es de extrema gravedad. Es "la mayor pérdida de la agropecuaria y de la economía nacional en los últimos 30 años", dijo el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, citado el lunes por el diario El Observador.
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En Uruguay, muchos cultivos que habitualmente se utilizan para obtener granos fracasaron y están siendo comidos por el ganado o, en el mejor de los casos, guardados como alimento de cara a un invierno que se anuncia difícil por la escasez de pastos.
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