Un grupo de sordos argentinos e italianos que fueron víctimas de abusos sexuales durante la niñez por parte de religiosos pidieron este jueves una audiencia con el papa Francisco, al que acusan de haber encubierto sus casos.
"La Santa Sede, incluyendo al papa Francisco, pudo haber actuado para prevenir la violencia sexual y física generalizada contra niños sordos perpetrada por sacerdotes, monjas y personal administrativo en el Instituto Antonio Próvolo, institución educativa y religiosa para sordos de la provincia (argentina) de Mendoza", sostiene un comunicado de la organización internacional ECA ("Ending clergy abuse", Alto a los abusos del clero).
Las víctimas piden un encuentro con el papa argentino durante su permanencia en Roma del 20 al 22 de febrero.
El pedido fue hecha público después de que no recibieran respuesta a la solicitud enviada en forma privada al Vaticano, explicaron en la nota.
"Fuimos violados, abusados sexualmente y torturados físicamente por sacerdotes católicos, monjas y laicos... Nuestra historia llega al corazón mismo del encubrimiento de estos crímenes en nuestro país. Los crímenes no fueron secretos ni para los funcionarios de la iglesia en Argentina ni para los funcionarios del Vaticano", sostienen las víctimas en el comunicado.
Las víctimas, que viajan acompañadas por los abogados querellantes, desean entregar un informe sobre el caso en el que acusan al Vaticano y al papa de encubrimiento.
El informe será entregado también a la comisión sobre los derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza.
En noviembre dos curas fueron condenados en Argentina a más de 40 años de prisión por abuso sexual y violación de niños sordos en un internado en Mendoza.
Uno de los condenados, Nicola Corradi, de 83 años, es un sacerdote italiano que había sido denunciado en el Vaticano en 2009 por abusar sexualmente de niños sordos en Verona, norte de Italia, recuerdan las víctimas.
Por ello un grupo de sordos italianos de Corradi acompañarán a los argentinos durante su viaje en la península.
"Notificaron repetidamente a la Santa Sede y al Papa Francisco que el sacerdote se había trasladado a Argentina, donde nuevamente trabajaba en escuelas para niños sordos", afirma la nota de ECA que lamenta que "el Vaticano y el Papa Francisco supieran del abuso y no actuaron".
"Debido a esto el sufrimiento de los niños sordos de la escuela de Mendoza se prolongó", aseguran.