PARIS, Francia – Por lo menos 15 ministros británicos amenazaron con renunciar para demorar la fecha del Brexit y desarticular las supuestas maniobras que está urdiendo la primera ministra Theresa May con la Unión Europea (UE) para crear un hecho consumado.
Tanto esos miembros del gobierno como numerosos parlamentarios conservadores creen que existe una “conspiración” entre May y las autoridades de Bruselas para presentar a último momento un “plan kamikaze” que dejaría a la Cámara de los Comunes sin alternativa y la obligaría a votar a favor del acuerdo negociado entre Londres y la UE.
La supuesta existencia de ese plan fue revelada por la editora política de la BBC, Laura Kuenssberg. La periodista, considerada como una de las analistas más respetadas del país, moderó el alcance de su denuncia diciendo que no existen evidencias de que haya un complot explícito, pero es evidente que hay “intereses coincidentes” en que las cosas transcurran de esa manera.
"Ambas parten admiten en privado que va a haber algo al final (…) pero solo al final", precisó.
Las autoridades de Bruselas creen necesario esperar todavía algunas semanas antes de realizar nuevas concesiones al Reino Unido sobre el Brexit. El equipo negociador de la UE tiene “algunos ases escondidos en las mangas”, pero considera que revelar su juego en forma prematura no permitirá superar el estancamiento político que paraliza actualmente a Gran Bretaña y dará una posibilidad a los partidarios más duros del Brexit de bloquear toda posibilidad de acuerdo.
Nadie sabe cuáles serían esas concesiones, aunque todo el mundo conjetura que solo podrían estar vinculado al problema crucial de las fronteras entre las dos Irlandas.
La actual carrera contra el tiempo está extenuando nerviosamente a los parlamentarios. Los tories en particular consideran que se trata de un “plan kamikaze” destinado al fracaso.
Si esa conspiración es cierta, Theresa May tendrá que ganar tiempo hasta el 27 de febrero, que es la nueva fecha prevista para la próxima reunión de la Cámara de los Comunes. La primera ministra especula que, ante el temor de un Brexit desordenado (“no deal”) el 29 de marzo, los parlamentarios terminen por aceptar una extensión del plazo de salida de la UE. El jueves el Parlamento se negó a prolongar a la primera ministra el tiempo de negociación con Bruselas.
Esa votación mostró que 66 diputados conservadores votaron contra la posición del gobierno o se abstuvieron. El núcleo duro de euroescépticos irreductibles parece decidido a persistir en su enfrentamiento a ultranza con Theresa May.
La resistencia de los euroescépticos más duros fue apoyada, aunque en forma indirecta, por un grupo de ministros que ha decidido renunciar si la primera ministra no actúa antes del 27 para impedir un Brexit desordenado (“no deal”). Algunos comentaristas aseguran que se trata de 8 miembros del gabinete, aunque el diputado conservador Dominic Grieve —ex procurador general— declaró a la BBC que conocía “una docena de ministros resueltos a renunciar para retardar el Brexit”.
Al mismo tiempo, 40 diplomáticos británicos escribieron una carta abierta —publicada por el diario The Times— pidiendo una extensión del plazo de salida de al menos tres meses para dar más tiempo a las negociaciones, poder clarificar la futura relación comercial con la UE y, si hace falta, pedir la convocatoria de un segundo referéndum.
"No podemos dejar la UE cuando no existe claridad sobre cuál será nuestro destino (…) Lo que proponemos es un cambio de dirección, antes de que sea demasiado tarde", clamaron en términos dramáticos.
A su vez, el primer ministro holandés, Mark Rutte, que fue siempre uno de los mayores aliados de May dentro de la UE, provocó una conmoción política al sostener que un “no deal” tendría "un insuperable impacto económico" y recordó que el Reino Unido es "demasiado pequeño" para cabalgar en solitario en el mundo global. "Si de algo sirvió el caos del Brexit, fue para demostrar que el espléndido aislamiento no existe", sentenció.
La actual situación ha provocado otros daños colaterales inesperados para los dos grandes partidos británicos. Varios diputados tories y laboristas iniciaron “intensas conversaciones” para crear un partido centrista, a los cuales podrían unirse algunos liberales demócratas. Los contactos preliminares están a cargo del laborista Chuka Umunna y la tory Anna Soubry.
El la reunión del Parlamento del jueves, Anna Soubry destacó la falta de liderazgo dentro del gobierno: “Esto es algo realmente serio. Significa que no hay un plan y que [Theresa May] no comprende la realidad de la situación”. Pero lo más grave, dijo, es que la política británica “se está convirtiendo en el hazmerreír del mundo entero”.