Jartum, Sudán.- El Consejo Soberano, la máxima autoridad del gobierno del Sudán, aprobó una ley que penaliza la mutilación genital femenina, una práctica ancestral muy extendida en el país que se estima afecta a casi nueve de cada diez sudanesas.
El Consejo, integrado por autoridades militares y civiles, aprobó una serie de leyes, entre ellas la que tipifica como delito la ablación femenina, una práctica que "atenta contra la dignidad de la mujer", anunció el Ministerio de Justicia en un comunicado .
En mayo, el gobierno había votado una enmienda al código penal que condena a hasta tres años de cárcel y una multa a los que realicen ablaciones.
"La mutilación de los órganos genitales de la mujer está ahora considerada como un crimen" y "cualquier persona que la haga será condenada a una pena de hasta tres años de cárcel", según el texto de la ley.
La clínica o el lugar donde se realice la ablación podrán ser cerrados.
Este anuncio llega más de un año después de la caída en abril de 2019 del régimen de Omar el Beshir, bajo presión de una revuelta popular.
Beshir, que gobernó el país durante 30 años tras un golpe de Estado apoyado por los islamistas, había descartado un proyecto de ley contra la ablación en 2015.
Las mujeres sudanesas desempeñaron un papel de primer plano en la revuelta que llevó, después de la caída de Beshir, ahora encarcelado, a la formación en agosto de 2019 de un gobierno de transición hacia un poder civil.
Graves consecuencias para la salud
Antes de su promulgación, la enmienda había sido saludada por las organizaciones de defensa de los derechos humanos, que pedían su prohibición.
En Sudán, la ablación, que puede ser mortal en algunos casos, es vista aún como un acto "ritual" y nueve de cada diez mujeres han sido víctimas, según Naciones Unidas.
De acuerdo con los resultados de una encuesta realizada en 2014 por Unicef, la mutilación genital femenina tenía en Sudán una tasa de prevalencia del 86.6%, mientras que en el mundo hay al menos 200 millones de mujeres y niñas que han sufrido esta resección total o parcial de los genitales externos por motivos no médicos.
Más de la mitad de las víctimas se concentra en Egipto, Etiopía e Indonesia, países en los que la ablación está prohibida por ley pero se sigue practicando de forma clandestina, a pesar de que las instituciones musulmanas y cristianas también se hayan posicionado contra ella recientemente.