PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- Laprimera ministra británica Theresa May selló ayer un acuerdo degobierno con el Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda delNorte, que le asegura los 10 votos necesarios para alcanzar lamayoría en la Cámara de los Comunes. Pero ese pacto fueviolentamente criticado por todo el espectro político del paísporque se hizo al precio de excesivas concesiones financieras, delorden de 1.000 millones de libras, y porque pone en peligro elproceso de paz en Irlanda del Norte.
El acuerdo, logrado al cabo de dossemanas de difíciles negociaciones, fue firmado por el líderparlamentario del Partido Conservador, Gavin Williamson y suhomólogo unionista, Jeffrey Donaldson. A la ceremonia, realizadaen la sede oficial del gobierno en Downing Street, asistieron como“testigos” Theresa May y Arlene Foster, líder del DUP, partidoprotestante integrista, anti-aborto y hostil al matrimoniogay.
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Para asegurarse esos 10 votoscruciales, May aceptó acordar al Ulster una inversión adicionalde mil millones de libras (mil 270 millones de dólares) en dosaños, que se suman a otros 500 millones prometidos anteriormente.Esa lluvia financiera se invertirá en proyectos deinfraestructuras de transporte y digitales, mejoras del serviciopúblico de salud y en el área de la salud mental, la educación yla lucha contra la pobreza.
Foster aclaró que no se trata deuna coalición, sino de un acuerdo de gobernabilidad, mediante elcual su partido apoyará al gobierno de May en mociones deconfianza, presupuestos y sobre la legislación del “brexit” yseguridad nacional.
Ese pacto es un paso particularmentearriesgado porque supone una “ruptura” del papel del gobiernobritánico como mediador imparcial en Irlanda del Norte y “violael Acuerdo de Viernes Santo [negociado por Tony Blair en 1998] queallanó el proceso de paz en el Ulster”, según advirtiórecientemente Gerry Adams, el líder histórico de SinnFéin.
El acuerdo también fue condenadopor todo el espectro político, desde la oposición laborista hastalos liberales demócratas de Tim Farron, pasando por el PartidoNacionalista Escocés (SNP) y por el primer ministro del gobiernoregional de Gales, Carwyn Howell Jones.
A pesar de haberse asegurado lamayoría en el Parlamento, el costo político y financiero delacuerdo —considerado “indecente” por muchos diputados—agravó el malestar dentro del Partido Conservador. Theresa May,según numerosos analistas políticos, parece tener los díascontados.
Los diputados más influyentes delPartido Conservador comenzaron a operar en la penumbra paraprecipitar un cambio de personalidades en la cúspide del poder,pero sin provocar una crisis de gobierno para no verse obligados aconvocar a nuevas elecciones que —sin duda— serían ganadas por loslaboristas. El partido de Jeremy Corbyn tiene actualmente cincopuntos de ventaja en los sondeos.
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En ese contexto, el ministro deFinanzas, Philip Hamond, surgió en los últimos días como elhombre preferido del establishment tory para gobernar elpaís hasta 2019, fecha oficial de la salida británica de laUnión Europea (UE).
A pesar de contar con la frágilmayoría parlamentaria que le aporta el pacto con el DUP, lasituación de May es extremadamente frágil, debido a la pérdidade legitimidad de la primera ministra después de su derrota en laselecciones legislativas del 8 de junio, la multiplicación dedificultades en las negociaciones sobre el brexit con la UEy —sobretodo— al descontentode la opinión pública por la forma en que manejó lasconsecuencias del dramático incendio de una torre de viviendaspopulares de Londres.
Los whips del PartidoConservador —encargados de hacer respetar las consignas delgobierno en el Parlamento— ordenaron a sus diputados no salir devacaciones en las próximas semanas. Esa instrucción confirmó laexistencia de un complot en curso dentro del partidotory.
“En mis 47 años de parlamentarioconservador, jamás vi una situación igual”, comentó eldiputado Kenneth Clarke, considerado como uno de los hombres másinfluyentes de su partido.
Clarke —uno de los “barones”tories que organizó el complot contra Margaret Thatcher en1990— está propiciando un acuerdo entre el actual ministro deFinanzas, Philip Hammond y los sectores pro-europeos del partido afin de crear un equipo que pueda evitar un salto en el vacío enlas negociaciones con Bruselas. Esa idea prospera rápidamente y alparecer tendría el respaldo de numerosos diputados.
El proyecto de Clarke sería crearun binomio con el actual negociador británico delbrexit, DavidDavis.
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Dentro del Reino Unido y a nivelinternacional, esa fórmula es más creíble que la primeraministra. “Su imagen está tan deteriorada que resultadoloroso”, comentó un diputado conservador.
Theresa May cree que aún tieneposibilidades de permanecer en el poder si logra un compromiso conlas otras corrientes tories sobre un “softBrexit”.
El principal escollo para llegar auna fórmula consensuada es el actual canciller Boris Johnson,devorado por la ambición, que parece dispuesto a todo parareemplazar a May en el 10 de Downing Street.