LONDRES. El gobierno del primer ministro Boris Johnson desafió a los opositores de Brexit en el Parlamento a tumbar al gobierno o cambiar la ley si quieren frustrar la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Más de tres años después del referéndum del Brexit, el Reino Unido se encuentra sumergido en su crisis constitucional más grave en décadas y se dirige hacia una escisión radical de la UE en tan sólo 62 días.
En su paso más atrevido desde que se convirtió en primer ministro, Johnson enfureció a los opositores de un Brexit sin acuerdo al ordenar la suspensión del Parlamento durante casi un mes. El presidente de la cámara baja del Parlamento, John Bercow, dijo que la táctica de Johnson era un escándalo constitucional ya que limitaba el tiempo que el principal pilar de la democracia inglesa, de 800 años de antigüedad, tiene para debatir y moldear el curso de la historia británica.
Sin embargo, Jacob Rees-Mogg, un partidario del Brexit que está a cargo de la gestión de los asuntos del Gobierno en el Parlamento, animó a los opositores a hacer lo que consideraran adecuado.
“Todas estas personas que lloran y rechinan los dientes saben que hay dos maneras de hacer lo que quieren hacer”, dijo Rees-Mogg a la BBC. “Una es cambiar el gobierno y la otra es cambiar la ley. Si hacen cualquiera de esas dos cosas, tendrá un efecto”.
Diputados y activistas antibrexit lanzaron una batalla legal para intentar impedir al primer ministro la suspensión de labores parlamentarias.
La crisis se agravó con la intención mostrada por el Partido Laborista de legislar lo antes posible para evitar una salida abrupta e incluso presentar una moción de censura contra Johnson.
Durante la jornada, el primer ministro también sufrió un duro revés cuando la carismática líder de su Partido Conservador en Escocia, Ruth Davidson, contraria a una salida brutal de la UE, anunció su dimisión aduciendo motivos familiares y políticos.