SAO PAULO, Brasil. Trabajadores petroleros de Brasil iniciaron una huelga de 72 horas en un nuevo golpe al presidente Michel Temer, tras la protesta nacional de camioneros que estranguló al país por más de una semana.
La paralización que afecta a varias plataformas, refinerías, plantas y puertos es el último desafío para la firma con presencia estatal Petróleo Brasileiro SA, Petrobras, cuyas acciones se han desplomado casi 30% en dos semanas en medio de temores de que una interferencia política pueda hacer retroceder medidas pro inversionistas.
La huelga del sector petrolero incluyó trabajadores en al menos 20 plataformas petrolíferas en la lucrativa cuenca Campos -de las 46 operadas por Petrobras- de acuerdo con la Federación Única de los Petroleros (FUP), el mayor sindicato de los trabajadores de este sector en Brasil.
Brasil bombea alrededor de 2.1 millones de barriles de petróleo por día, lo que lo convierte en el mayor productor de crudo de América Latina.
La huelga de los trabajadores petroleros fue declarada ilegal por el Tribunal Superior del Trabajo (TST) después que Petrobras argumentó que la movilización obedecía más bien a razones políticas.
Además, impuso una multa por unos 135 mil 135 dólares por día en caso de incumplimiento.
Pese a la decisión judicial, la FUP mantuvo la huelga y afirmó ayer que la decisión judicial no había “intimidado” a los empleados.
Por la desobediencia de los sindicatos petroleros, el TST aumentó el valor de la multa a 540 mil 540 dólares diarios.
La movilización busca la disminución de los precios del gas de cocina y de los combustibles, exige la renuncia del presidente de Petrobras, Pedro Parente, y el fin de la venta de activos de la estatal, impulsada por Temer desde que asumió el poder en 2016 tras el impeachment de la izquierdista Dilma Rousseff.
La FUP afirmó que si no alcanza sus objetivos puede llamar a huelga por tiempo indeterminado a mediados de junio. “¡Defender a Petrobras es defender a Brasil!”, gritaban un centenar de sindicalistas con su uniforme naranja frente a la refinería de Duque de Caxias, en las afueras de Rio de Janeiro.
La crisis se produce a casi cuatro meses de las elecciones generales, que se presentan como las más inciertas desde el retorno de la democracia en 1985.
La presidenta de la corte suprema, Cármen Lúcia, se sintió obligada el miércoles a defender la democracia como “único camino legítimo” para superar el “grave momento” del país, después que se hicieran oír llamados a una “intervención militar” durante la huelga de camioneros.