PHOENIX. Mientras crece la indignación en Estados Unidos por las condiciones de hacinamiento en los centros de detención de inmigrantes, que alegan haber sido víctimas de "maltrato psicológico" por parte de autoridades y permanecer en condiciones deplorables, incluso junto a criminales presos, el presidente Donald Trump justificó la situación al indicar que si los migrantes no están satisfechos con esas condiciones, "no vengan".
Los testimonios de algunos indocumentados que se encuentran en albergues se alinean con las diversas denuncias en torno a los centros de detención, calificados de "campos de concentración" por organizaciones humanitarias.
De "horrorosa" califica Javier Torres su estancia en los tres centros de detención de Arizona en los que estuvo durante 65 horas, donde lo mantuvieron en cuartos sumamente fríos, con música a todo volumen todo el tiempo, intensas luces encendidas de manera permanente.
"Mi hijo se estaba volviendo loco, después de 12 horas de encierro empezó a golpearse la cabeza en la pared, como otras personas que hacían lo mismo", señaló el migrante, que logró ser puesto en libertad.
Narró que los oficiales separan a los inmigrantes y los mantienen en cuartos llamados "hieleras", por las bajas temperaturas, donde no les permiten dormir, carecen de duchas, cepillos de dientes y sólo los alimentan con comida "picante".
"Estabamos entre reos con trajes anaranjados y otros azules, uno de ellos no dejaba de golpear su cabeza en la pared la que ya estaba toda ensangrentada", dijo.
La activista Elizabeth Torres, detenida cuando cruzó la frontera de Nogales, Arizona, indicó que fue procesada en centros de detención junto a "criminales".
Al respecto, Donald Trump respondió duramente e indicó que "si los inmigrantes ilegales no están satisfechos con las condiciones de los centros de detención construidos o reacondicionados rápidamente, sólo díganles que no vengan. ¡Problema resuelto!".
"Nuestra gente de la Patrulla Fronteriza no son trabajadores de hospitales, médicos o enfermeras (...) muchos de estos inmigrantes ilegales están viviendo mucho mejor ahora que donde vienen y en condiciones mucho más seguras", agregó Trump en su cuenta de Twitter.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) reconoció en un informe el hacinamiento extremo, estancias largas y riesgos para la salud en los centros de la Patrulla Fronteriza en el sur de Texas.
En tanto, las organizaciones defensoras de migrantes Detention Watch Network (DWN) y Mijente denunciaron que en septiembre de 2017, la Agencia de Inmigración y Aduanas de EU (ICE) tenía lista una operación de detención masiva y deportación de migrantes.
De acuerdo con documentos del gobierno, la Operación Mega sería "la redada más grande de todos los tiempos" y esperaba detener en cinco días entre 8 mil 400 y 10 mil "no ciudadanos", pero tras una filtración a los medios el ICE canceló todo.
De acuerdo con estos organismos, el ICE planificó más redadas masivas, llamadas Epic y Safe Cities.
DWN y Mijente recibieron miles de páginas de documentos que detallan las operaciones, objetivos y tácticas de coordinación entre fiscales federales y la policía local en "operativos a gran escala" en coordinación con "aerolíneas comerciales y gobiernos extranjeros".
Cualquier persona sospechosa de no ser ciudadano se convirtió en objeto de deportación, y para obtener sus datos fueron utilizados incluso empresas privadas que recopilan información personal como multas de tráfico, placas de matrícula o facturas de servicios públicos, de acuerdo con los documentos.