/ domingo 19 de agosto de 2018

Turquía no cederá a la guerra comercial, económica y geopolítica ante EU

Las relaciones entre Ankara y Washington se deterioraron cuando Estados Unidos aumentó los aranceles de una veintena de productos importados de Turquía

Francia –El presidente turco Recep Tayyip Erdogan afirmó ayer que su país "no capitulará” en el enfrentamiento comercial, económico y geopolítico que mantiene con ante Estados Unidos.

"No nos entregaremos a quienes se presentan como nuestros socios estratégicos, mientras que al mismo tiempo se esfuerzan en convertirnos en un objetivo estratégico”, proclamó en Ankara el líder turco en un congreso de su Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP), de tendencia conservador islámico.

Su declaración marca un nuevo paso en la escalada de sanciones económicas y represalias entre ambos países, que provocaron la vertiginosa caída de la lira turca y desencadenaron una profunda crisis dentro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

"Algunos”, afirmó en una clara alusión a Estados Unidos, “piensan que pueden amenazarnos con la economía, con sanciones económicas, sanciones, tasas de cambio, tasas de interés e inflación. Hemos descubierto sus artimañas. Descubrimos a qué juegan y los estamos desafiando”.

Las relaciones entre Ankara y Washington se deterioraron en forma acelerada a partir del 1° de agosto, cuando Estados Unidos aumentó los aranceles de una veintena de productos importados de Turquía en represalia por la detención del pastor evangélico Andrew Brunson, acusado de “espionaje” y “actividades terroristas”. La Casa Blanca también adoptó sanciones contra los ministros turcos de Interior y Justicia, acusados de desempeñar un papel central en el encarcelamiento del religioso.

En respuesta a esas medidas, Ankara aumentó los impuestos aduaneros de numerosos productos importados de Estados Unidos y apeló a boicotear los dispositivos electrónicos norteamericanos, en particular los celulares iPhone de Apple.

En su discurso de Ankara, Erdogan se refirió igualmente a la crisis monetaria, que provocó una vertiginosa caída de la lira. El derrumbe de la moneda, aseguró, “no tiene nada que ver con la economía de Turquía, que “es sana, se mantiene y se mantendrá firme” y prometió que en un futuro cercano “el tipo de cambio volverá a tener indicadores razonables”.

El derrumbe de la divisa, que en realidad comenzó mucho antes del actual enfrentamiento con Estados Unidos, provocó un retroceso de 38% de su valor desde comienzos de año.

La situación de la economía turca se complicó un poco más el viernes cuando las agencias de evaluación de riesgo Standard & Poor's (S&P) y Moody's rebajaron su calificación de Turquía al nivel de “bonos basura” debido a la caída de la lira y por considerar que no se adoptaron las medidas necesarias para sanear la economía del país.

La posición de esas agencias dificultará probablemente la tarea del gobierno y de los inversores privados, que antes de fin de año deben reestructurar compromisos de deuda por valor de 230 mil millones de euros, cifra que corresponde a más de 25% del Producto Interior Bruto (PIB) del país.

Para ayudar al país a superar ese trance, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le sugirió al gobierno recortar el gasto público. Pero, sobre todo, a aumentar drásticamente las tasas de interés a fin de contener la fuga de capitales y estabilizar la lira.

Expertos del FMI calculan que, para superar este momento crítico, Turquía necesitaría un programa de ayuda que, según los diferentes diseños de rescate, tendría que oscilar entre 30 mil y 70 mil millones de dólares.

Alemania recomendó al gobierno de Ankara aceptar el programa de ayuda del FMI para estabilizar la moneda turca. El tema fue abordado por el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, durante una conversación telefónica que mantuvo el jueves último con su homólogo turco, Berat Albayrak.

Para evitar quedar atrapado entre las pinzas del FMI, que Turquía considera como un “instrumento de Estados Unidos”, Berat Albayrak iniciará esta semana una gira por los países del Golfo a fin de solicitar ayuda económica a las petromonarquías de la región y, al mismo tiempo, espera contar con la solidaridad de Rusia.


Francia –El presidente turco Recep Tayyip Erdogan afirmó ayer que su país "no capitulará” en el enfrentamiento comercial, económico y geopolítico que mantiene con ante Estados Unidos.

"No nos entregaremos a quienes se presentan como nuestros socios estratégicos, mientras que al mismo tiempo se esfuerzan en convertirnos en un objetivo estratégico”, proclamó en Ankara el líder turco en un congreso de su Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP), de tendencia conservador islámico.

Su declaración marca un nuevo paso en la escalada de sanciones económicas y represalias entre ambos países, que provocaron la vertiginosa caída de la lira turca y desencadenaron una profunda crisis dentro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

"Algunos”, afirmó en una clara alusión a Estados Unidos, “piensan que pueden amenazarnos con la economía, con sanciones económicas, sanciones, tasas de cambio, tasas de interés e inflación. Hemos descubierto sus artimañas. Descubrimos a qué juegan y los estamos desafiando”.

Las relaciones entre Ankara y Washington se deterioraron en forma acelerada a partir del 1° de agosto, cuando Estados Unidos aumentó los aranceles de una veintena de productos importados de Turquía en represalia por la detención del pastor evangélico Andrew Brunson, acusado de “espionaje” y “actividades terroristas”. La Casa Blanca también adoptó sanciones contra los ministros turcos de Interior y Justicia, acusados de desempeñar un papel central en el encarcelamiento del religioso.

En respuesta a esas medidas, Ankara aumentó los impuestos aduaneros de numerosos productos importados de Estados Unidos y apeló a boicotear los dispositivos electrónicos norteamericanos, en particular los celulares iPhone de Apple.

En su discurso de Ankara, Erdogan se refirió igualmente a la crisis monetaria, que provocó una vertiginosa caída de la lira. El derrumbe de la moneda, aseguró, “no tiene nada que ver con la economía de Turquía, que “es sana, se mantiene y se mantendrá firme” y prometió que en un futuro cercano “el tipo de cambio volverá a tener indicadores razonables”.

El derrumbe de la divisa, que en realidad comenzó mucho antes del actual enfrentamiento con Estados Unidos, provocó un retroceso de 38% de su valor desde comienzos de año.

La situación de la economía turca se complicó un poco más el viernes cuando las agencias de evaluación de riesgo Standard & Poor's (S&P) y Moody's rebajaron su calificación de Turquía al nivel de “bonos basura” debido a la caída de la lira y por considerar que no se adoptaron las medidas necesarias para sanear la economía del país.

La posición de esas agencias dificultará probablemente la tarea del gobierno y de los inversores privados, que antes de fin de año deben reestructurar compromisos de deuda por valor de 230 mil millones de euros, cifra que corresponde a más de 25% del Producto Interior Bruto (PIB) del país.

Para ayudar al país a superar ese trance, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le sugirió al gobierno recortar el gasto público. Pero, sobre todo, a aumentar drásticamente las tasas de interés a fin de contener la fuga de capitales y estabilizar la lira.

Expertos del FMI calculan que, para superar este momento crítico, Turquía necesitaría un programa de ayuda que, según los diferentes diseños de rescate, tendría que oscilar entre 30 mil y 70 mil millones de dólares.

Alemania recomendó al gobierno de Ankara aceptar el programa de ayuda del FMI para estabilizar la moneda turca. El tema fue abordado por el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, durante una conversación telefónica que mantuvo el jueves último con su homólogo turco, Berat Albayrak.

Para evitar quedar atrapado entre las pinzas del FMI, que Turquía considera como un “instrumento de Estados Unidos”, Berat Albayrak iniciará esta semana una gira por los países del Golfo a fin de solicitar ayuda económica a las petromonarquías de la región y, al mismo tiempo, espera contar con la solidaridad de Rusia.


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