PARÍS, Francia. “Sean realistas”, exhortó el primer ministro belga, Charles Michel, a los británicos para hacerles admitir que todo esfuerzo de tratar de renegociar las condiciones de salida del Brexit con la Unión Europea (UE) resulta inútil.
"El backstop no es una cuestión teórica, sino un punto importante para la defensa de los intereses sociales y económicos de la UE”, indicó Michel refiriéndose a la red de seguridad para evitar que después del Brexit se restablezca una frontera física entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.
Todos los dirigentes europeos se pronunciaron en el mismo sentido y se oponen a toda reapertura del acuerdo de salida. Los otros 27 miembros de la UE "comparten la misma línea. Nosotros pensamos que son los británicos quienes deben abandonar su intransigencia".
La nueva prueba de fuerza resurgió después que el Parlamento británico votó el martes una enmienda pidiendo a la primera ministra Theresa May que proponga a Bruselas reemplazar el backstop por "arreglos alternativos" no especificados.
En el frenesí de enmiendas que sacudió el Parlamento el martes por la noche, los diputados dirigieron al gobierno dos mensajes potencialmente contradictorios. Por un lado, descartaron la posibilidad de un Brexit sin acuerdo (“no deal”), es decir una salida desordenada de la UE. En forma simultánea dieron mandato a Theresa May para que en los 57 días que faltan para el 29 de marzo renegocie el reemplazo del backstop por unos "arreglos alternativos" que proponen los diputados.
La posición británica recibió otro duro golpe cuando la BBC anunció que proyecta instalar una “oficina importante” en Bruselas y que solicitará la licencia necesaria para poder emitir dentro de la UE después del Brexit. Además de la BBC, el mismo problema afecta a otras 500 radios y canales internacionales de televisión actualmente instalados en Gran Bretaña, como CNN, Discovery, Disney, MTV o NationalGeographic. Esa actitud indica también que los grandes grupos audiovisuales piensan que, salvo cambio de último momento, el Reino Unido se encamina hacia un Brexit duro que podría ser nefasto para su economía y, en menor medida, para el resto de Europa.
El mandato parlamentario de renegociar el backstop coloca a May ante el riesgo de un enfrentamiento mayor con la UE.
Los diputados anunciaron que, en caso de que Bruselas acepte esa modificación, estarían dispuestos a aprobar el acuerdo sobre el Brexit. Ese mandato le da argumentos a la primera ministra para mostrar que cuenta con una “mayoría sustancial y durable”. Pero el “reemplazo” del backstop es “absolutamente inaceptable” para la República de Irlanda, lo que bloquearía su aceptación final.
La necesidad del backstop no sólo está íntimamente vinculada a la paz, sino también a la preocupación europea de proteger lo que será una frontera exterior de la UE después del Brexit.
Así, queda poco margen de maniobra para evitar un “no deal”. Las enmiendas propuestas por los pro-europeos para asumir el control de las negociaciones fueron rechazadas por una mayoría de diputados partidarios del Brexit, quienes al mismo tiempo desecharon la posibilidad de convocar a un nuevo referéndum.