Al menos 43 personas murieron el domingo de madrugada en el incendio de una fábrica en Nueva Delhi, en la que igualmente dormían algunos de sus empleados.
El incendio se produjo a primera hora de la mañana en un barrio antiguo y sobrepoblado de la capital.
Las familias devastadas contaron que hacia las cinco de la mañana recibieron llamadas de los obreros que suplicaban que les liberaran de las llamas en el barrio comercial de Sadar Bazar, un gran mercado de venta al por mayor poco iluminado.
Las víctimas son "obreros que dormían en el interior del edificio de cuatro o cinco pisos", dijo a la AFP Sunil Choudhary, jefe adjunto de los bomberos de Nueva Delhi.
El edificio albergaba varias unidades de producción en las que se fabricaban mochilas escolares y material de embalaje, lo que agravó el incendio, afirmaron responsables indios.
Las autoridades locales anunciaron un balance de 43 muertos. La policía y los bomberos afirmaron que al menos 58 personas habían sido rescatadas.
Asfixiadas
"Durante el incendio, las personas no sabían cómo salir", contó Mohammed Khalil, un testigo.
"La mayoría de las personas que murieron estaban durmiendo cuando comenzó el incendio y fallecieron asfixiadas", explicó Monika Bhardwaj, comisaria adjunta a cargo de esta zona del norte de Nueva Delhi.
En numerosas ciudades indias, las fábricas y talleres se sitúan en barrios antiguos y modestos, donde los alquileres tienen precios asequibles.
Por la noche, los trabajadores más pobres duermen en sus lugares de trabajo. Muchos de estos empleados son migrantes y esto les permite ahorrar dinero.
Los vecinos de la zona llamaron a los servicios de emergencia al ver el fuego. Los bomberos tuvieron dificultades para acceder hasta las personas atrapadas por las llamas, debido a la estrechez de las callejuelas que rodean el mercado.
Cerca del lugar del drama, en el exterior de una morgue, familiares de las víctimas acudieron para identificar los cadáveres.
"Esta tragedia era inevitable", afirmó Naushad Ahmad, que buscaba a un amigo desaparecido.
"Solo había una entrada y salida en el edificio, y todos los contadores de electricidad estaban instalados cerca de la puerta principal. La gente no tenía ninguna oportunidad de salir", añadió.