La capital de Ecuador se vio sacudida por enfrentamientos, en el décimo día de disturbios contra los planes de austeridad del presidente Lenín Moreno, en una jornada en la que cerraron los mercados locales y la policía lanzó gases lacrimógenos contra los manifestantes junto al Parlamento.
Las calles del centro de Quito parecían una zona de guerra, envueltas en humo, repletas de ladrillos tirados y pequeños incendios, mientras grupos de personas se escondían detrás de muros y barricadas caseras en busca de protección.
Grupos de derechos humanos y manifestantes han denunciado la dura represión policial y han instado a las autoridades a mostrar contención. La policía dijo que las protestas no están siendo pacíficas.
Un manifestante lanzó un cóctel Molotov contra agentes antidisturbios, según un testigo de Reuters.
Los enfrentamientos estallaron antes de la hora prevista de inicio de la última protesta para exigir a Moreno que rechace una ley que aprobó la semana pasada y que pone fin a cuatro décadas de subsidio a los combustibles, una parte clave en sus esfuerzos por controlar el déficit fiscal tras firmar un acuerdo de préstamo por 4 mil 200 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Moreno se ha negado en repetidas ocasiones a dar marcha atrás en la medida y los organizadores de la protesta han rechazado su propuesta de celebrar conversaciones directas, por considerarlo un intento de dividir a los grupos indígenas que han liderado las marchas en los últimos días.
Una veintena de mercados de alimentación cerraron sus puertas en Quito por la amenaza de violencia, según la Agencia de Coordinación Distrital del Comercio, que representa a los mercados de la ciudad. El organismo dijo que grupos de manifestantes exigieron el cierre a varios mercados el sábado.
Al exterior del distrito histórico de Quito -epicentro del conflicto- las calles estaban vacías y las tiendas cerradas en los distritos del norte y el sur, según un testigo de Reuters.
En la zona norte, personas quemaban llantas en apoyo a manifestantes indígenas y flamean banderas con el lema "Fuera Lenín", señaló una testigo de Reuters. En uno de los barrios populares de este área se bloqueó el paso a los vehículos.
Denuncias de violencias
Los manifestantes están irritados por lo que consideran ataques desproporcionalmente violentos por parte de la policía. Los organizadores de las protestas mostraron videos con gente herida, pero el gobierno de Moreno guarda silencio y canceló de forma abrupta una conferencia de prensa convocada el sábado.
Moreno afirma que las autoridades han sufrido actos extremos de violencia y ha acusado -sin pruebas- al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y al exmandatario ecuatoriano Rafael Correa de enviar a personas para atizar los disturbios durante las protestas. Ambos rechazaron las acusaciones.
El viernes, después de que Moreno propuso por vez primera conversaciones directas con los organizadores de las protestas, la policía disparó gases lacrimógenos contra una multitud reunida de forma pacífica frente a la Asamblea Nacional, según un testigo de Reuters. Los enfrentamientos se extendieron pasada la medianoche y se reanudaron en las primeras horas del sábado.
Al menos cuatro personas han perdido la vida en las revueltas, mientras que varios cientos han resultado heridos y han sido arrestados.
Los manifestantes han cerrado pozos petroleros en varias partes del país, reduciendo la producción en más de 1 millón de barriles de crudo hasta la fecha, dijo el Ministerio de Energía el sábado. Una mina de cobre de propiedad china anunció la limitación temporal de sus operaciones como medida de precaución.
Naciones Unidas reiteró su oferta de ayudar a mediar en el conflicto. "Estamos listos para apoyar un proceso eficiente e inclusivo que genere soluciones duraderas para el desarrollo y la paz del país", dijo en Twitter la representación de la ONU en Ecuador.
El FMI es desde hace tiempo un imán para los conflictos en América Latina. El presidente argentino, Mauricio Macri, sufrió una dura derrota en las primarias de agosto en medio de una dura oposición al acuerdo firmado con el organismo el año pasado.