Un caos bien organizado

Se dice que nueve de cada diez personas en Asia poseen una motoneta, y varios son los factores que determinan su abundancia en esta parte del mundo, desde la economía, el clima o el espacio

Víctor Hugo Rico | El Sol de México

  · viernes 14 de octubre de 2022

Para la mayoría de los habitantes del continente asiático comprar un automóvil no está al alcance, por lo que una moto es mucho más asequible | Foto: AFP

Las calles rebozan en las horas pico. El sonido es inconfundible. La gente va como en ríos mecánicos rumbo al trabajo, la escuela o la fiesta. De uno o hasta cinco pueden ir trepados en una de esas diminutas máquinas, que en el sudeste asiático tienen una función vital para el desarrollo del continente. Y en Taiwán, las motonetas o scooters forman parte de la cultura.

Se dice que nueve de cada diez personas en Asia poseen una motoneta, y varios son los factores que determinan su abundancia en esta parte del mundo, desde la economía, el clima o el espacio.

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En países como Vietnam o Indonesia, este medio de transporte es el rey y lo utilizan tanto jóvenes como adultos y gente mayor, madres que llevan a la escuela a sus hijos, niños con sus mascotas o comerciantes que transportan infinidad de cosas de un lado a otro de la ciudad.

Para la mayoría comprar un automóvil no está al alcance, por lo que una moto es mucho más asequible, mientras que, tanto en urbes con millones de habitantes como en poblados más alejados, una scooter es mucho más funcional y se puede estacionar en cualquier esquina.

Otro factor importante que ha favorecido la proliferación de las motos es el deficiente o insuficiente transporte público en algunos países, donde la constancia de las rutas no es regular.

Todo esto ha hecho que la vida en Asia gire en torno a ellas. Desde pequeños los niños aprenden a conducir motoneta, mientras que en cada esquina se puede encontrar gasolina y un mecánico.

A nivel mundial, Asia lidera el ranking de países que más motos venden en sus mercados locales. De acuerdo con un censo de 2019, en India se vendieron 17.5 millones de motos, mientras que en China un poco más de 15 millones.

Detrás de estos países con la más alta densidad poblacional global, países del sudeste asiático ocupan los siguientes puestos con más motos y scooters vendidas del mundo: Indonesia con 6.5 millones, Vietnam con 3.2 millones, Pakistán con 1.78 millones, Tailandia con 1.71 millones y Filipinas con 1.2 millones.

Sólo Brasil (con 932 mil 368 motos vendidas en 2020), Estados Unidos (780 mil) y Colombia (523 mil 885) se acercan a esos niveles.

Indonesia, con 270 millones de habitantes, también es tercero en el ranking de los países con más motos per cápita del mundo, con 86 por ciento de hogares que poseen al menos una moto.

Sin embargo, hay un país que lidera a todos con la densidad más alta de motos por persona en el mundo: Taiwán.

El orden del caos

El paisaje urbano de Taipéi, la capital de Taiwán, está dominado por las motos. El centro de la ciudad en horas pico es un hervidero de cascos y pequeñas máquinas que corren como una marea a ritmo moderado por el mismo tráfico que generan. Para un extranjero, es un espectáculo hipnotizante seguir ese caos ordenado, sin peleas ni bocinazos a pesar de los embotellamientos y de algunos intrépidos que andan por las aceras para ganar tiempo, lo que para los taiwaneses parece algo tan normal.

El frenético ritmo de vida propio de una capital como Taipéi contrasta con la tranquilidad y sintonía del mar de motos, algo que termina por entenderse al conocer el carácter apacible de los taiwaneses.

Una scooter tras otra, tras otra, tras otra, y así por kilómetros de carriles exclusivos para motos en Taipéi, construidos para su seguridad, en un espectáculo pintoresco que responde a las mismas causas que hacen de este medio de transporte el preferido en Asia, aunque con sus características socioculturales y económicas propias.

Taiwán cuenta con 23 millones de habitantes y 15 millones de motos en las calles. En el país hay 676 scooters en promedio por cada mil habitantes, y cada adulto tiene al menos una moto.

El hecho de ser una isla relativamente pequeña hace que no quede muy lejos llegar a cualquier parte del país en motocicleta, por lo que para los jóvenes se convierte una especie de rito de iniciación recorrer el país montado sobre dos ruedas.

En Taipéi, las estrechas calles hacen de una scooter un medio de transporte ideal, más rápida que un automóvil, y su clima promedio de 22 grados hacen que se pueda usar todo el año, convirtiéndola en parte de la cultura nacional.

El precio de los terrenos y la vivienda también favorece el uso de la motocicleta. Taiwán tiene la tercera tasa más alta de costo por metro cuadrado de terreno en el continente asiático, principalmente en la capital, Taipéi, seguida de Taichung, por lo que tener una moto ahorra espacio y dinero.

Después de la vivienda, los autos son el segundo bien más caro del país, según el Taiwan Business Topics, por lo que una pequeña moto resulta más eficiente y económica.

Por todo esto, los taiwaneses recomiendan a los extranjeros explorar sus ciudades en scooter, además del transporte público que, a diferencia de otros países asiáticos, es relativamente eficiente.

Si embargo, el principal problema, tanto de Taiwán como de Asia, es la gran cantidad de contaminación que generan las motocicletas, por lo que, incluso antes de la pandemia de Covid-19, los habitantes ya estaban acostumbrados a usar cubrebocas sobre todo al conducir.

Ante ello, los gobiernos asiáticos han promovido el uso de las motos eléctricas, mientras que Taiwán anunció en 2017 que a partir del año 2035 se prohibirá la circulación de motos de gasolina, lo que supondrá la eliminación de los 15 millones de motocicletas que hay en la isla.

Actualmente, las autoridades están empezando a ver las motonetas como una plaga, tal como está pasando en otras partes del mundo, por lo que están buscando formas de limitar su uso, como reducir la expedición de licencias y multas más severas por infracciones.

Está por verse si esto acaba con este medio de transporte, parte orgánica de la vida del país y reflejo del gran caos organizado de su capital.