Los 8.5 millones de menores con problemas de desnutrición crónica suponen un gran reto en la República Democrática del Congo (RDC) para el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que estima que en el país se registrarán este año 3.4 millones de casos de desnutrición aguda severa entre la población.
En un encuentro con la prensa en la sede de Unicef en Madrid, la jefa de Nutrición de esa agencia de Naciones Unidas en la RDC, la española Inés Lezama, se refirió a los esfuerzos para combatir esa situación, los cuales se centran en los llamados "Mil días críticos", los mil primeros días de vida en los que se produce el desarrollo básico del niño.
La tarea no es fácil en un país que, según el último informe de Unicef sobre el estado mundial de la infancia en materia de nutrición, se sitúa a la cabeza de los Estados donde los menores presentan mayores problemas de crecimiento y el consiguiente impacto en el desarrollo intelectual, a lo que hay que sumar los conflictos, los consiguientes desplazamientos internos de población y los brotes de enfermedades, como el ébola.
Esta situación de desnutrición se produce en un país con unas ricas tierras, pero en el que solo se explota un 10 por ciento de ellas, lo que resulta claramente insuficiente para alimentar a una población de más de 80 millones de personas.
Unicef, destacó Lezama, se enfrenta a los problemas de acceso al terreno por falta de infraestructuras y de distribución de alimentos en la RDC, sin un sistema de transporte adecuado para ello, por lo que en muchas ocasiones tiene que hacer uso de aviones, con los altos costes que eso supone.
EL ÉBOLA, OTRO GRAN ESCOLLO
Y a ello se suman epidemias de enfermedades como el ébola o el sarampión, en medio de un país con un sistema de salud, subrayó, "bastante frágil" y problemas de acceso al agua potable y al saneamiento.
De acuerdo con el último informe de Unicef sobre esta décima epidemia de ébola en la RDC, los casos confirmados a 19 de enero pasado ascendían a 3.925, con 2.118 muertes.
Así, la semana pasada la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió mantener la emergencia internacional por la epidemia de ébola en la RDC.
Para combatir este brote, Unicef desarrolla campañas de vacunación, actividades como grupos de apoyo con supervivientes y afectados, colaboraciones con medios del país y tareas de formación.
CONFLICTO Y VIOLENCIA AGUDIZAN LA SITUACIÓN
La labor no es fácil, pues en la RDC hay una gran desconfianza sobre estas prácticas, indicó Lezama, en especial en zonas rurales, a lo que también contribuyen la falta de información, el conflicto que se vive en el país y la situación de inseguridad y violencia.
El noreste de la República Democrática del Congo lleva años sumido en un conflicto, alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército regular, en medio del despliegue de más de 18 mil efectivos de la misión de Naciones Unidas, la Monusco.
En mitad de ese clima de violencia, en 2019 más de un millón de personas se vieron obligadas a desplazarse dentro del país.
Lezama alertó de que, en un contexto así, “las necesidades humanitarias están aumentando” y seguirán haciéndolo.
Y advirtió de que, sin cubrir las necesidades humanitarias, no se podrán alcanzar en 2030 los Objetivos de Desarrollo, entre ellos el de Hambre Cero.