- Desinterés y hasta rebeldía por parte de alumnos; para muchosel modelo a seguir lo dicta el dinero
Óscar Tapia / El Sol de Morelia
En Curimeo, Michoacán, el profesor Conrado Murillo Ambriz,director de la escuela primaria “Benito Juárez”, la única quehay en el pueblo, lamenta que la matrícula va en disminución añocon año.
“Antes teníamos dos turnos, el matutino y el vespertino, yacerramos el vespertino porque no hay niños. De hecho, son más losque salen de sexto que los que entran a primero. Ahora tenemos 14que van a terminar su instrucción primaria, pero para el siguienteciclo escolar solamente ingresarán 11 al primer grado.
La mera verdad ya ni nos justificamos todos los profesores queestamos aquí, imagínese es una escuela con 16 salones, uncomedor, una biblioteca, una sala de medios, dos patios y nada máscontamos con 10l niños y niñas en total”.
Precisó, además, que lo peor ni siquiera es el descensopermanente de la matrícula, sino el desinterés de los niños porel estudio con la familia, porque “tanto los niños y niñas,como sus progenitores, nada más están esperando la edad de 14 o15 años de los chamacos para que se vayan a la aventura, comodicen por acá”.
Comentó que se hallan con casos de rebeldía infantil,“porque hay alumnos que tienen muy arraigada la idea de ‘irseal norte’, lo que les provoca desinterés por sus materias yhasta actitudes rebeldes en contra de los maestros, bajo laconsigna de ‘para qué estudio, si yo me voy a ir p’al otrolado, allá sí hay mucho dinero, se vive bien, así que no le haceque me reprueben aquí en la escuela”’.
Y lo más delicado de todo, precisó el mentor, “es quealgunos de los chamacos tienen de modelos a seguir a hombres quepresumen de ser narcos, que vienen y sacan las pacas grandotas dedinero, que dicen que son poderosos, que presumen de comprar alas autoridades de allá y de acá, porque hasta han comentado queviene gente de la DEA vestida de paisanos, que son sus amigos, quelos protegen; quien sabe si será cierto, pero eso se lesoye”.