Estado de México.- Amelia se dirigía a trabajar por la mañana cuando un hombre la interceptó con un arma, la amagó y la violó. Quienes pasaban por el lugar la miraron pero nadie la ayudó.
La alumna de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM narró cómo bajó del transporte público entre el cruce de Periférico y Primero de Mayo, esperó el semáforo y ahí fue amenazada con un arma por un hombre que se le acercó.
La obligó a caminar hacia una banqueta detrás de ellos, la colocó entre unos locales oscuros. Con el arma apuntándole el hombre la tocó, la violó y la obligó a tener el pene en su boca.
Mientras esto sucedía, la universitaria se dio cuenta cómo la gente que se percató de esta violación sólo la veía con asco pero nadie la auxilió. Ella demandó ante las autoridades correspondientes aunque el proceso fue difícil.
Cuando su caso fue denunciado por un medio nacional, alumnos de Acatlán se manifestaron para exigir mayor seguridad en las inmediaciones de la universidad.
Antes del caso de Amelia, la policía de Naucalpan había reforzado el operativo Sendero Seguro tras la serie de delitos en los que la comunidad universitaria era víctima.
Vigilaron los alrededores y difundieron los modelos de Policía de Proximidad y de Prevención que se llevan a cabo en colonias, fraccionamientos e instituciones educativas. Pero los alumnos denuncian que es necesaria mayor vigilancia.
Finalmente, según medios locales el hombre fue detenido gracias al retrato hablado y lo trasladaron al penal de Barrientos.