ACAPULCO. La incursión constante de hombres armados y una incesante violencia generada por la disputa del control del trasiego de droga ha provocado que se incremente el número de desplazados en las comunidades de los municipios de Zirándaro de los Chávez y Coyuca de Catalán, en la región de la Tierra Caliente, y lo mismo ocurre en Chilapa de Álvarez, en la parte alta de la Montaña.
A pesar de los esfuerzos que realiza el grupo de Coordinación para la Construcción de la Paz, que encabeza el gobernador Héctor Astudillo Flores, con el despliegue de una fuerza importante del personal del Ejército Mexicano, Marina Armada de México, Guardia Nacional y Policía del Estado, en estos tres municipios no han logrado recuperar la tranquilidad en estas zonas ni frenar el desplazamiento de familias enteras.
Los datos oficiales que aportan las autoridades no concuerda con la realidad, pues mientras que en forma oficial se afirma que no rebasan las cien familias que han tenido que abandonar sus viviendas para escapar de la violencia, extraoficialmente se aseguran que son más de mil, principalmente de Pandacuareo, municipio de Zirándaro de los Chávez, en la región de la Tierra Caliente de Guerrero.
La causa principal de esta lucha entre grupos antagónicos es por el control del corredor que conecta la Tierra Caliente con la Costa Grande de Guerrero, lo que ha provocado el desplazamiento de cientos de personas de las comunidades Los Alacranes, La Piedra, San Rafael, El Limoncito, La Barranca, El Guajolote y El Ídolo, así como la organización de grupos de autodefensa, que, ante la incapacidad de las autoridades para protegerlos, deciden armarse y hacer frente al crimen organizado para defender a sus comunidades, incluso adiestrando a niños.