El exlíder de Los Zetas responsable de la masacre en Allende, Hugo César Román Chavarría, "El Vecino", recibió cadena perpetua en Texas por tráfico de drogas.
El fiscal federal interino, Nicholas J. Ganjei, dio a conocer la sentencia en contra del narcotraficante que se declaró culpable el 23 de agosto de 2019 del delito de conspiración para poseer, con la intención de distribuir, varios kilos de cocaína.
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La sentencia fue dictaminada por el juez Sean Jordania, quien escuchó a 13 testigos de gobierno y exmiembros de Los Zetas durante la audiencia pertinente desarrollada durante agosto y septiembre de este año.
Uno de los testimonios aseguró que, del 2007 al 2011, "El Vecino" fue responsable de supervisar el envío de cocaína en grandes cantidades entre Piedras Negras y Eagle Pass.
Asimismo, otros testigos relataron cómo fue el responsable de señalar a las familias y personas que deberían ser asesinadas durante la masacre de Allende.
La Masacre de Allende
Una traición desató el infierno en Allende, Coahuila. El 18 de marzo de 2011, alrededor de las 7 de la tarde, 50 camionetas con hombres armados de Los Zetas llegaron a esta ciudad e hicieron que durante tres días ardiera la tierra: 40 propiedades y siete ranchos fueron destruidos y decenas de personas fueron asesinadas o desaparecidas.
La masacre se mantuvo “oculta” hasta que el periodista Diego Osorno en febrero de 2014 la dio a conocer y tres años después Ginger Thompson amplió lo que se conocía con el reportaje Anatomía de una masacre y el documento que redactó para la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos.
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Durante una redada en 2011, la DEA decomisó más de 800 mil dólares en efectivo que iban ocultos en el tanque de gasolina de un vehículo conducido por uno de los miembros del cártel de Los Zetas, quien identificó a su jefe como José Vázquez Jr., alias El Diablo.
Vázquez Jr. era el distribuidor de cocaína más grande de Los Zetas en Texas, por lo que los agentes estadounidenses lo vieron como una gran oportunidad para llegar a los líderes del cártel y capturarlos.
La DEA presionó a El Diablo con la amenaza de meter a la cárcel a su esposa y su mamá si éste no les proporcionaba información de Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, y Omar Treviño Morales, el Z-42. Éste aceptó y convenció a Héctor Moreno, otro miembro de Los Zetas, de entregarle los números de rastreo de los teléfonos celulares de sus jefes.
Moreno se encargaba de comprar celulares nuevos cada 15 días a los Treviño Morales para evitar que sus comunicaciones fueran interceptadas.
El Diablo entregó a la DEA la información de los celulares y éstos compartieron los datos con una unidad de la Policía Federal de México.
Sin embargo, los agentes mexicanos informaron al cártel sobre la filtración de información, lo que desató la rabia de los líderes.
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El cártel de inmediato supuso que Héctor Moreno y otro hombre identificado como José Luis Garza habían sido los soplones.
Garza era de Allende y formaba parte de una familia adinerada que se dedicaba a la ganadería y minería de carbón. Los hermanos Treviño Morales planearon la venganza en contra de sus delatores, enfocando primero su artillería en contra de la familia Garza y cualquiera que tuviera algún vínculo con ella.
Así fue que el viernes 18 de marzo decenas de criminales llegaron a Allende, localizaron las propiedades de los Garza y asesinaron a todo aquel que estaba en su interior.
Sin embargo, la pesadilla fue más allá de esos 18, 19 y 20 de marzo, pues por meses perduraron los plagios y los homicidios en esa región coahuilense; incluso a estos días la población se extraña cuando ve a un vehículo que no porta placas del estado o de la vecina Texas.
Sólo fincas abandonadas y destruidas y el silencio autoimpuesto de los habitantes de Allende quedan luego de la masacre perpetrada en esta ciudad hace 10 años por Los Zetas.
Aún se desconoce cuántas personas fueron víctimas de la matanza. La cifra oficial de la Fiscalía de Personas Desaparecidas de Coahuila es de 28, sin embargo, asociaciones civiles y colectivos de búsqueda de desaparecidos señalan que fueron más de 90 y que la masacre no se limitó a los tres días de violencia en Allende, sino que fueron meses de plagios y asesinatos en todo el norte del estado.
|| Con información de Fernando González | El Sol de La Laguna ||