- La Comisión Estatal de Búsqueda de Sinaloa en coordinación con las familias, encontraron una fosa clandestina entre la comunidad de Paredones y Mojolo, en donde estaban sepultados varios cuerpos.
Una mañana azulada y fría, diferente a las de la última semana, recibió al enorme convoy de seguridad que guiaba al Comisionado estatal de búsqueda de Sinaloa, Juan Carlos Saavedra Ortega y un grupo de mujeres buscadoras hacia un paraje entre Mojolo y Paredones, al norte de Culiacán. Según informes; allí había por lo menos 6 cuerpos enterrados.
Un camino distinto y más lejano, mucha terracería y lodo que se pudo evitar, pero era imperativo para los oficiales de la Guardia Nacional, policía estatal y municipal, rodear una finca misteriosa y fortificada ubicada rumbo a Mojolo. Que es de un capo, dicen las malas y buenas lenguas.
Las camionetas llegaron al umbral de un riachuelo y no podían pasar; así que las rastreadoras lideradas por Alma Rosa Rojo, bajaron palas y picos y caminaron rumbo a la coordenadas de la supuesta fosa. Saavedra organizó su cuadrilla y las siguieron, detrás y al frente una decena de militares armados y de gesto duro iban resguardando al contingente de enemigos invisibles.
- Hasta las 2 de la tarde de este martes, habían rescatado los restos de 3 personas y al parecer pueden surgir otros tres cuerpos más.
Veinte minutos a paso constante rodeado se arbustos espinosos y unos bitaches que no daban tregua a las buscadoras. En un claro de luz entre la maleza, un militar intercambió palabras con el comisionado de búsqueda y todos miraron contrastar del suelo verdoso a un cráneo humano apuntando su mirada hacia el cielo; encontraron la necrópolis.
Un silencio de unos segundos y los obturadores de las cámaras fotográficas opacaron el canto de las aves, que parece que se habían extinguido de la zona; puro silencio. Las mujeres rastreadoras se repartieron las palas y comenzaron a remover la tierra suelta alrededor del cráneo.
Un perímetro de militares y policías rodeó la zona, gritos innecesarios de los municipales y el listón amarillo censor que limitó el área a no más de 10 metros. Saavedra comenzó a escarbar junto a las mujeres y a pocos centímetros de la superficie se asomó un fémur blanquecino con un pantalón de mezclilla azul raído por el tiempo y la tierra, a un lado; un tenis Vans de hombre.
- Juan Carlos Saavedra, presidente de la Comisión Estatal de Búsqueda, informó que desde temprano se organizó el rastreo de la fosa clandestina en compañía de familiares. Para ello contaban con un reporte anónimo del punto en donde encontrar a las víctimas.
Habían dado con una fosa, la que la información prometió. Comenzaron a pitar los radios y las palas seguían asentando tierra para buscar más huesos, más indicios. "Ya vienen los peritos" dijo, un oficial de la Fiscalía General del Estado.
Las rastreadoras y los buscadores de la comisión peinaban la zona en busca de huesos dispersos por animales o la lluvia. Un esqueleto de un chivo los alertó, pero nada. Metros más allá: "Un hueso largo, aquí hay un hueso largo y parece humano" se escuchó el grito de una acompañante de la comisión de búsqueda.
Madres de desaparecidos buscaban con fuerza y voluntad algún indicio reconocible entre los desenterrados. Sabían que no eran sus tesoros; pero eran los tesoros de otra madre en agonía. Y tercas seguían sacando tierra y piedras mientras los demás se secaban el sudor y escurrían sus ropas a punto de la deshidratación.
- "Ya se encontraron tres cuerpos, pero al parecer pueden ser en total 6 personas", indicó Juan Carlos Saavedra vía telefónica, mientras se encontraba en el lugar.
Horas después de haber llegado a la fosa, una pareja de adultos se acercaron al paraje. Por el radio de un elemento de Guardia Nacional dieron aviso. Que venían a ver si era su hijo el que estaban desenterrando. Los dejaron pasar y verificaron en fotos que si, era un pantalón de mezclilla azul, que si, era un hombre que había desaparecido hace 7 años, pero los tenis no coinciden.
Saavedra los invitó a realizarse pruebas de ADN para comparar en la Fiscalía General del Estado, y ellos prometieron hacerlo. Los ojos de la madre de aquel joven, que desapareció un 16 de mayo a sus 23 años, querían desenterrar su tesoro, estaba cansada de cargar en sus azules iris un duelo inconcluso que no la deja dormir.
El cráneo seguía expectante en el centro del acordonamiento, como el adorno central de la necrópolis entre Mojolo y Paredones. Los peritos llegaron y convirtieron todo en una estadística; con sus números y métricas que se ganaban miradas de desaprobación de las rastreadoras, pues ellas buscan por amor y justicia.
"Ya no hay tortura, ni desapariciones, ni masacres, se respetan los derechos humanos. Ya no hay en el Gobierno Federal funcionarios como García Luna" dijo, el López Obrador en su segundo informe de gobierno. Sin embargo desde que comenzó su administración en diciembre del 2018; mil 682 cuerpos se han recuperado de fosas, de los cuales sólo el 42.3 por ciento fueron identificados y un 25 por ciento entregados a sus familiares, esto según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas, publicado en junio en el portal oficial del gobierno federal.
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