Guanajuato.- Lo de Juárez es una comunidad del municipio de Irapuato asentada en medio de un territorio que se ha caracterizado por tener dos actividades que han posicionado a Guanajuato a nivel nacional: por un lado, tiene a no más de un kilómetro uno de los complejos industriales más importantes y pujantes del país, Castro del Río, donde se han instalado empresas internacionales como Ford; por el otro, tiene una de las líneas de ductos más importantes de Petróleos Mexicanos, una ruta de las que más tomas clandestinas y explosiones ha presentado en los últimos cinco años.
En Lo de Juárez el robo de combustible se ha convertido en una práctica común, pues incluso habitantes, como don José Juárez, quien tiene más de 70 años de vivir ahí, aseguran que en esa población hay que ser sordo y ciego para evitar meterse en problemas con los huachicoleros.
“Aquí hay mucho robo de combustible, pero uno no puede abrir la boca, justo aquí es de donde sacan, se ven muchos puntos y lados y uno tiene que ser ciego y mudo. Uno no puede hacer nada, tiene que callarse, estar ciego y mudo, porque lo amenazan”, dice el hombre.
De acuerdo con un recuento realizado por Organización Editorial Mexicana, en los últimos cinco años en Lo de Juárez han ocurrido nueve explosiones de ductos; la más grande de ocurrió la mañana del 12 de diciembre de 2017, cuando incluso parte de la comunidad tuvo que ser evacuada, las clases suspendidas y tuvieron que pasar seis horas para controlar la conflagración.
El humo del estallido podía verse incluso a unos 10 kilómetros de distancia del sitio de la desgracia.
TENSIÓN ENTRE LA POBLACIÓN
En Lo de Juárez se respira un ambiente de miedo. Hombres armados a bordo de camionetas pasan una y otra vez por la comunidad.
Pero también huele a gasolina cuando los ductos son ordeñados. Juana López es una mujer que habita en la entrada de la comunidad, y cuando han ocurrido los robos de combustible en los ductos de Pemex lo primero que a ella la despierta es el penetrante olor a gasolina que hay en el ambiente.
Don José López ha visto en más de una ocasión cómo de entre la tierra brota el combustible, una imagen que le recuerda a su infancia, cuando de la tierra lo que brotaba era agua cristalina. “Una vez fui a un cerro y que veo el chorreadero de combustible; mejor me retiré para otro lado. Por aquí por la escuela también pasan ductos y es peligroso”.
LAS ALTERNATIVAS DE LOS JÓVENES
Martín Rodríguez es otro de los habitantes viejos. El hombre, que se dedica a criar ganado para venderlo y sacar algo para llevar dinero a su casa, relató que a los jóvenes les ofrecen entre 500 y 600 pesos por cargar los contenedores de gasolina que son llenados de los ductos que pasan por la comunidad.
Muchos de los habitantes no se han dejado seducir por el dinero fácil que representa el huachicoleo y en vez de eso prefieren ir a las industrias que tienen a un kilómetro. Ramiro Serna es uno de ellos, un joven de 27 años quien trabaja en Ford Getrag y gana 200 pesos diarios.
“Prefiero ese dinero seguro, pero mío, a que me vayan a hacer algo a mí o a mi familia", dice convencido.
ZONA DE EXPLOSIONES
1ESTÁ UBICADA dentro del triángulo del huachicol guanajuatense y ahí las explosiones de ductos son más constantes
2HAN OCURRIDO nueve estallidos de ductos de combustible y perdido la vida cuatro huachicoleros de 2014 a la fecha
3TAMBIEN HAN muerto dos personas ahogadas en pozos que hicieron para robar combustible, como en los hechos de enero de 2015
La detección de tomas clandestinas en Guanajuato ha disminuido 8.89% durante 2018, de acuerdo con cifras de Pemex