IGUALA, Gro.- Con el cierre de los centros de distribución de Coca Cola Femsa y PepsiCo en Ciudad Altamirano, Guerrero, por el asedio del crimen organizado, el precio de un refresco de 600 mililitros en esa zona podría dispararse de 12 a 20 pesos.
Ayer, a casi tres meses de que Coca Cola Femsa salió de Ciudad Altamirano, Grupo GEPP, empresa que se encarga de producir, vender y distribuir varias marcas de bebidas carbonatadas de PepsiCo en México, confirmó el cierre temporal de la operaciones comerciales de su centro de distribución directa en esa localidad.
En un breve comunicado justificó la medida "al no estar presentes las condiciones requeridas para la continuidad de la distribución de su portafolio de productos al mercado".
Dicho centro daba empleo a más de 100 trabajadores. Además, el cierre afectará el abasto de productos del grupo (que distribuye marcas como Gatorade, Lipton, Pepsi, 7up, Jarritos, epura y Garci-Crespo) en los municipios de Pungarabato, Coyuca de Catalán, Cutzamala, Ajuchitlán, Tlapehuala y Tlalchapa, así como sus pueblos aledaños.
La violencia es resultado de la disputa por la zona entre grupos de la delincuencia organizada. De acuerdo con empleados del centro de distribución de PepsiCo en Ciudad Altamirano, desde meses atrás reportaron amenazas, cobro de cuotas y agresiones de criminales que pretenden tomar el control del producto.
En un “escenario de guerra” como el que hay en Ciudad Altamirano y Arcelia, y otras zonas del país, donde la inseguridad causa desabasto, el precio de un refresco de 600 mililitros se dispara de 12 o 13 pesos hasta 20 pesos, advierte Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
El tema de la inseguridad en la zona es recurrente y la zona sigue bajo un clima de ingobernabilidad a pesar de la presencia de autoridades federales y estatales, indicó el representante de la asociación que agrupa a unos cuatro mil pequeños comercios en todo el estado de Guerrero.
Recordó que los grupos criminales en la zona se enfocaron primero al robo de camiones y de los recursos de los repartidores hasta que llegaron a los asaltos directos en los centros de distribución. La situación en esta zona es bastante complicada porque se afecta la red de proveeduría y esto provoca desabasto y el encarecimiento de productos.
En entrevista con El Sol de México, platicó que otras empresas que proveen al pequeño comercio como las panificadoras, las de tortillas empacadas y lácteos (Bimbo y Maseca, entre otras) han bajado las visitas a la zona para reducir riesgos.
Por el tipo de producto que distribuyen, explicó, son la más intensivas con dos ocho visitas cada mes para abastecer a los comercios, pero en estas zonas de Guerrero ya sólo lo hacen tres veces.
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Las dos cigarreras más grandes, por ejemplo, acuden a los negocios cada 10 días, pero en la zona mencionada van una o dos veces al mes, además, para el traslado de sus mercancías han dejado de usar vehículos rotulados.
Una encuesta realizada por la ANPEC en la última quincena de mayo reveló que para 43% de los pequeños comercios el mayor problema es la inseguridad. "Hay mucho miedo en estas zonas, la gente no quiere denunciar", dijo Rivera quien se dijo preocupado por el discurso gubernamental, enfocado en la normalización de este tipo de escenarios de violencia.
El domingo 29 de abril, más de 800 personas saquearon al 100% dos minisúper con razón social “El Surtidor”, ubicados en la colonia centro del municipio de Arcelia, donde se reportaron pérdidas por 35 millones de pesos.
Desabasto: Un refresco de 600 ml puede costar hasta 20 pesos