HERMOSILLO. La afectación por la contaminación en los márgenes de los ríos Bacanuchi y Sonora, es un problema latente que, a seis años de distancia, continúa con heridas ondas en la población que no han sanado y sigue el daño al medio ambiente.
El seis de agosto de 2014 se presentó un hecho sin precedentes en el estado y que se volvió el denominado peor desastre ecológico en la historia de México, cuando 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado fueron derramados de la presa de jales de la minera Buenavista del Cobre, filial de Grupo México, y llegaron hasta los márgenes del río Bacanuchi, en primera instancia, y posteriormente al río Sonora.
Esto afectó a los municipios de Arizpe, Banámichi, Huépac, San Felipe de Jesús, Aconchi, Baviácora y Ures, pues los tóxicos y el agua contaminada avanzó 254 kilómetros hasta llegar a la presa El Molinito, la cual surte a parte de Hermosillo.
Directamente se estima que este desastre ecológico afectó a más de 22 mil personas de siete municipios, algunos de ellos manifiestan que actualmente padecen problemas de salud graves como el cáncer o que no se han podido recuperar económicamente, además de que se les suma los efectos de la pandemia por el Covid-19.
Norberto Bustamante es un adulto mayor habitante del municipio de Huépac, quien señala que el problema que más le preocupa es el de tener agua potable, pues actualmente tiene que desplazarse por dos municipios vecinos para poder comprar agua purificada, lo cual merma sus ingresos económicos, pero no confían en la calidad de los viejos pozos.
FALTA REMEDIAR EL DAÑO
Enfrentar una crisis no es fácil y menos una de esta naturaleza, como en el caso de José Manuel Valenzuela, exalcalde de Ures (2012-2015), a quien le tocó la contingencia por contaminación y los problemas derivados de ella, aunque según su apreciación, no han sido resueltos.
“Se me hace raro que después haya quedado inconclusa la clínica que iba a ser para atender a la gente o analizar la situación de las afectaciones de las personas, está abandonada ahí en Ures, se me hace muy raro”, enfatizó.
“Siento que le faltó más apoyo a la economía del Río Sonora", dijo.
HAY CONTAMINACIÓN
Los problemas por el derrame de metales pesados no es lo único que aqueja a los municipios, pues a decir de algunos alcaldes de los pueblos del río Sonora, tienen otros como el que aguas negras se filtren a los márgenes del afluente.
María Eloína Lugo Méndez, alcaldesa de Huépac, señaló que actualmente tienen pozos en funcionamiento en la cabecera municipal, así como en las comunidades Ojo de Agua y Ranchito de Huépac, pero, aunque se ha intentado arreglar un pozo nuevo, no se ha podido.
Sin embargo, señaló que los principales problemas que han detectado tienen que ver con lagunas de oxidación que llegan hasta el cuerpo de agua del río.
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