El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que el ataque con explosivos que se registró el martes en Tlajomulco, Jalisco, y que dejó seis muertos y 14 heridos, se trató de una emboscada.
“Sí, fue una emboscada, una trampa, algo condenable, más porque además utilizan un medio que tiene que ver con una actividad humana como es la búsqueda de familiares. Entonces, de acuerdo a la información que se tiene, hablaron a ese teléfono”.
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Tras el incidente, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, lo calificó de terrorismo, pero el presidente no quiso opinar al respecto, únicamente se comprometió a que se realizará una investigación a fondo y se dará con los responsables.
Respecto a la investigación, López Obrador manifestó que el gobernador Alfaro decidirá si la Federación atrae el caso.
“Va a tomar una decisión, nosotros ayudamos”, pero recordó que “no es el caso de que se trate de un delito del fuero común”.
Además aprovechó para insistir que sus opositores usan el tema de la violencia en el país para atacarlo: “ahora el tema principal para atacarnos, que sea todo los relacionado con la violencia, y la consigna es el manejo de la nota roja”, acusó el presidente.
A pesar de que han transcurrido cinco años de su gobierno, el Ejecutivo justificó que se mantiene la violencia porque sus predecesores mantenían “un narco estado” y afirmó que a sus opositores no les gusta que diga eso.
