“Pásele caballero, señora, señorita, estudiantes, amas de casa, pasen y prueben de nuestras vitaminas y suplementos alimenticios, para fortalecer sus defensas y combatir enfermedades respiratorias como el llamado coronavirus… pásele y pruebe de nuestros productos cien por ciento garantizado para que no padezca en esta Semana Santa…”
Con estas voces, al menos unos puestos ambulantes se anuncian en las inmediaciones del mercado público José María Pino Suárez, en Villahermosa, Tabasco, reinaugurado recientemente luego de permanecer por más de un año en una sede provisional en la colonia Casa Blanca.
Esto no es otra cosa que aprovechar la tempestad, “jalar agua para su molino o, dicho de otra forma “a río revuelto, ganancia de pescadores”, ya que debido a la pandemia que se vive a nivel mundial por el tema del coronavirus, también conocido como Covid 19, no podía faltar la aparición de productos milagrosos que ahora resulta que ya curan este padecimiento, algo que ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha podido contener.
Juan N señala que no tiene permiso de instancias municipales para vender en la vía pública suplementos alimenticios, pero tienen que aprovechar las creencias de la gente.
Es decir, se aprovechan de la necesidad o del miedo que tienen muchas familias de escasos recursos ante la oleada de publicidad sobre el avance de esta enfermedad en México, para ofertar los remedios por cantidades que van desde los 50 hasta los 350 pesos en diversas presentaciones.
Estos personajes se niegan a dar sus nombres completos; saben que lo que hacen no está bien.
Llámese tabletas, cápsulas, suspensión, jarabe o incluso inyecciones, estos productos “mágicos” ofrecen, entre otras cosas, fortalecer el sistema inmunológico para evitar enfermedades respiratorias como la influenza, el catarro y ahora la enfermedad de moda, el coronavirus.
Muchos de estos productos se expenden sin receta médica, además de que se desconoce su procedencia, aunque estas personas se ganan la vida desde hace años con la venta de productos naturistas, algunos de ellos para bajar de peso o curar padecimientos como la diabetes o cuestiones relacionadas con el hígado, los pulmones y los riñones.
Sin embargo, los pregones ahora salen a relucir con mucha más fuerza, conscientes de que habrá muchas personas que al estar preocupadas y desconcertadas por la pandemia mundial que ya se ha reconocido por la OMS, se van por el camino más fácil sin pensar que lo mejor es guardar las medidas de higiene necesarias propagadas por las autoridades sanitarias, además de que independientemente de esto, se cuenta con la recomendación de consumir alimentos sanos y frutas y verduras para fortalecer sus defensas.
Cabe señalar que ésta no es la única forma en que pretende sacar ganancia de una situación de emergencia, ya que llama la atención también la forma en que en las últimas semanas en los comercios, tiendas y cadenas de autoservicio han empezado a desaparecer de la vista del cliente productos como el gel antibacterial, el cloro, artículos de limpieza y, por supuesto, los cubrebocas.
Esto derivado de las compras de pánico que realiza la población, al grado de que hay personas y empresas que compran cantidades exageradas de estos artículos, como si de ello dependiera la inhibición del contagio, aunque también puede ser una práctica de acaparamiento en caso de que sobrevenga una crisis peor, para así poder sacar a la venta estos artículos pero a precios mayores a los que habitualmente se venden.
De este modo, la población puede ser víctima de un golpe en su bolsillo, tanto por quienes podrían encarecer los precios de productos para evitar contagios, pero también por los llamados merolicos que aprovechan este tipo de situaciones.