Un año y cuatro meses viajando a bordo de su bicicleta le llevó a Fernando Sarmiento viajar de Argentina hasta Salamanca, Guanajuato para reencontrarse con su hijo, ahora el deseo de seguir conociendo el mundo le mueve a continuar con su travesía, llegar a Canadá.
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En su paso por la capital petrolera del Bajío, Fernando Sarmiento comentó que a lo largo de este tiempo a recorrido más de 12 países, teniendo como objetivo final Canadá.
Viaja en bicicleta bajo el deseo de conocer el mundo
Sarmiento bajo el mote, “Soy Fer en viaje”, inicio su trayecto movido por el deseo de conocer el mundo y saber que más hay ahí, “tuve la bendición de darme cuenta que no es como nosotros creemos el mundo, soy privilegiado de conocer esa parte del ser humano que a veces no podemos ver, el mundo es un lugar genial”.
A ello agregó, “este viaje lo inicié con 110 kilos de peso, soy asmático y tengo una bicicleta de baja calidad, sin embargo, tengo un sueño en el corazón y ese sueño si uno lo persigue cada día, llega el momento que se cumple”.
Enfatizó, “hoy, año y cuatro meses después de haber empezado, estoy en Salamanca, México, es algo increíble la verdad, si alguno tiene algún deseo en el corazón de hacer algo así o otra cosa, que no lo dude en hacerlo”.
El proveniente de Argentina tiene 43 años de edad y ha pedaleado 15 mil kilómetros hasta el momento, “la verdad estoy muy contento de haber iniciado este viaje y seguir para adelante, el momento en que termine el viaje, todavía no lo sé; mi primer meta era llegar a México y ya lo he logrado, de ahora en adelante Dios dirá, solo tengo que esperar para ver como se va a programar lo que sigue”.
El ahora experto en viajes a bordo de bicicleta para llegar a Salamanca, entró a México por Tapachula, luego subió por la ventosa, después agarró para un lugar llamado Miguel Hidalgo hasta Veracruz, cruzó las altas cumbres, el Popocatépelt y llegó Puebla, pasó por la Ciudad de México, Querétaro y después todo derecho hasta llegar a Salamanca, en el estado de Guanajuato.
Sin ser ciclista se hizo experto viendo viajeros en YouTube
Además reconoció, “mi día a día al principio fue muy difícil, yo no sabia, me hice experto viendo a otros viajeros en YouTube y arranqué a pedalear, ha sido complicado porque pesaba 110 kilos, no estaba acostumbrado, no era ciclista, le seguí dando duro, poco a poco subieron los kilómetros y bajaron los kilos, ahora estoy aquí (sic)”.
En relación a su vida ordinaria que tiene durante este viaje compartió que se levanta muy temprano, arma su bicicleta, desarma el campamento y arranca a pedalear, entre seis, ocho y doce horas para ir cumpliendo ciertas metas que se va poniendo en el camino, “el pedaleo es suave, no de carrera, simplemente hay que mantener ritmo durante mucha horas”.
Antes de caer el sol tiene como meta encontrar un lugar donde poder acampar y pasar la noche, “generalmente durante todo el viaje, Dios ha puesto un lugar donde pueda dormir, todos los días he dormido en gasolineras, estación de bomberos, policía, iglesias y en muchos patios de personas que me han acogido”.
Así también recordó, “al principio tenía algunos pequeños ahorros, es un viaje muy largo, después llegué a Ecuador y se me acabaron los ahorros, comencé a ser autosuficiente si uno no es autosuficiente en el viaje, la verdad no va a lograr avanzar, así que empecé a vender pulseras y a trabajar donde se diera la oportunidad, todos los días he conseguido lo que necesito para seguir avanzando (sic)”.
Su filosofía de vida le ha permitido encontrar soluciones
A lo largo de su trayecto asegura que no ha tenido complicaciones graves, nada ha sido impedimento para seguir con su camino; bajo su filosofía de vida todo tiene solución y cada problema se debe de tomar de la mejor manera.
Una de los problemas que al principio tuvo que afrontar fueron los cambios de clima, “arranqué en un clima cálido y llegué bajo los menos 18 grados bajo cero, uno debe de ir preparado o irse preparando en el camino”, acotó Fernando.
Otro reto al cual se ha enfrentando en esta travesía ha sido el tema de las fronteras, “algunos países piden ciertos requisitos y otros no, si no se estudian en el camino va a pasar como a mí, no me dejaron pasar a Honduras porque no tenía la vacuna de la fiebre amarilla y tuve que retroceder 300 kilómetros para poder tenerla, lo que parecía algo trágico se convirtió en una oportunidad para trabajar en una mina de oro en Nicaragua, esto luego de conocer al dueño de la misma".
Con respecto a la fecha para llegar a su destino final comentó que falta, se necesitan de muchos permisos, sin embargo, lo espera lograr.
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Así también destacó, “He venido a México a reencontrarme con mi hijo, él está aquí en Salamanca, ahora soy el hombre más feliz del mundo”.
Para terminar desea a todos cumplan los deseos de su corazón, “Dios quiere cumplirlos, necesitamos caminar hacia delante, todo lo que quieran lograr simplemente propónganselo y caminen hacia delante, les aseguro que van a llegar”.
Publicado originalmente en El Sol de Salamanca