CANCÚN. Los bares de Cancún, Quintana Roo, están bajo amenaza de grupos criminales que en la última semana atacaron a balazos cinco negocios e incendiaron otro por cobro de derecho de piso, hechos que dejaron un saldo de tres personas muertas y nueve lesionadas.
La semana pasada, luego de rafaguear un taxi en Cancún, en el fraccionamiento El Petén, de la región 210, delincuentes dejaron en el cofre de la unidad un mensaje con amenazas. Días después, tres taxistas y los bares La Palapita, Las Canoas, Poseidón VIP, Déjà vu, Las de la Kabah y la Hija de Su fueron atacados.
El viernes por la noche, comandos atacaron tres establecimientos de Cancún ubicados sobre la transitada avenida Kabah, conocida como la zona de bares, que dejaron un saldo de dos personas muertas, siete lesionadas y tres detenidas.
El primer ataque se registró en el bar Déjà vu con saldo de un muerto y seis personas heridas, entre ellas cinco trabajadores del lugar; otro ataque casi simultáneo fue al bar denominado Las de la Kabah, antes conocido como Las Micheladas del Tío Toño, con un muerto y un herido, y un tercer ataque a balazos fue al bar La Hija de Su, sin lesionados, sólo daños.
En el bar Déjà vu se recogieron 55 cartuchos y en Las de la Kabah localizaron otros 20, lo que habla de la magnitud de los ataques. Esta misma semana, la madrugada del miércoles, un grupo criminal quemó el bar La Palapita, de la región 259, por no dar derecho de piso.
Antes de esta violenta semana, fue atacado a balazos el bar La Xtabay, donde murió un vendedor de flores, y en otro ataque a este mismo bar dos bailarinas resultaron heridas.
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En lo que va del año, más de una docena de bares han sido atacados por grupos criminales, Muchos de los negocios se han visto obligados a cerrar sus puertas debido a las amenazas a las que se enfrentan.
Taxistas de Cancún, sobre todo los que trabajan en la zona hotelera o turística, también operan bajo amenaza del crimen organizado; todos son obligados a pagar cuota o de lo contrario son perseguidos, baleados o ejecutados, mencionó uno de los transportistas, quien por temor a represalias omitió decir su nombre.