PROGRESO DE OBREGÓN. Con el semblante destrozado, Cirilo Hernández resiste el dolor de perder a su hija Beatriz, una médica de profesión que a sus 29 años murió tras ser arrestada en Progreso de Obregón.
“Mataron a un gran ser humano que dedicaba su vida a salvar la de otros, no merecía esto”, dijo Cirilo, quien sacó adelante a su hija, para que ella tuviera una carrera profesional, con esfuerzo trabajando como chofer y albañil, con salarios muy bajos.
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Mientras hay policías detenidos por posiblemente estar involucrados con la muerte de su hija, Cirilo recibe a familiares y amigos que le dan el último adiós a Betty, cuyo cuerpo fue velado en su hogar ubicado en Presas, Tezontepec de Aldama. El cuerpo hoy será sepultado, tras una misa programada a las 13 horas.
Mechones de cabello cano cubren a medias los ojos cansados del hombre, quien no piensa en la venganza sino en exigir justicia, mientras su voz se agudiza bajo el cubrebocas que porta y la gente toma un asiento para despedir a la joven mujer.
El padre de Betty narra para El Sol de Hidalgo que aquel miércoles habló con su hija como a eso de las 11:30 horas. “Me dijo, al rato nos vemos, acordé comer con mi abuela”. Al concluir su jornada laboral ella se dirigió de Pachuca a Tezontepec, fue entonces que cerca de las 18:00 horas, Cirilo recibió la llamada de un familiar en la que le explicaban que su hija había tenido un percance y estaba detenida.