"Estaba ahí, entre la basura, dentro de una bolsa. Lo andaban husmeando los perros y por eso nos llamó la atención. Cuando nos dimos cuenta que era el cuerpecito de un niño, nos dio coraje y asco. ¿Qué clase de bestia podría hacerle eso a un niño? Se miraba tan abandonado, tan solito..."
La voz del vecino de la calle de Niño Artillero en la colonia Tamulté se quiebra cuando relata cómo fue encontrado el pequeño cuerpo en un lote que se encuentra frente a la funeraria del ISSET.
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"Eso fue en el 2020. ¿A poco todavía no saben quién era él, cómo se llamaba, quién le hizo eso?", se pregunta el vecino cuya identidad prefiere mantener anónima. Son dos años ya desde que el cuerpo fue encontrado, y las preguntas en torno a su muerte siguen sin poder ser respondidas por autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE), quienes mantienen los restos del niño resguardados en las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo).
Al respecto, la ficha difundida por la Fiscalía señala que "en el momento del hallazgo portaba una playera de algodón tipo polo, color rojo con rayas negras, en talla 8; un short de tela estampado de colores azul, verde, amarillo talla 5, y una camisa de rayas de color beige manga larga".
La ficha no lo dice, pero el cuerpo del pequeño presentaba signos de violencia al momento del hallazgo, además de una avanzada desnutrición, lo que podría ser indicativo de que era maltratado sistemáticamente, muy posiblemente por sus propios familiares.
"Nadie ha preguntado por él, así que se presume el maltrato por parte de sus mismos cercanos, su familia. Ya era casi un esqueletito cuando lo encontraron, presentaba desnutrición. La ropa que llevaba era muy curiosa..." señala una fuente policial.
El cadáver es del sexo masculino, con una edad entre los 5 y los 6 años, y un peso estimado de 30 kilos. En el 2021, la Fiscalía emitió un llamado a la ciudadanía para saber si alguien poseía datos que llevaran a la identificación de este cuerpo; sin embargo, hasta el momento no se sabe nada.
En los alrededores, los vecinos prefieren no opinar. Lo más que se atreven a decir es que en Tamulté, así como en otras colonias y barrios bravos de Villahermosa, el maltrato y la explotación infantil, por desgracia, son muy comunes, conductas normalizadas. En los alrededores del mercado, por ejemplo, se puede ver a niños en edad escolar desempeñando trabajos como vendedores de dulces y otras faenas impropias para su edad.
Apenas el año pasado, la asociación civil "Aldea por los Niños", dirigida por Alejandra Arias Gómez, reportó que en 8 de cada 10 hogares tabasqueños ocurren episodios de maltrato infantil, situación que se agravó durante el desarrollo de la pandemia por Covid-19.
"Aumentó el 80 por ciento de la violencia infantil, particularmente de abuso psicológico, físico e incluso sexual. Las cifras son alarmantes y las autoridades poco o nada han hecho para disminuirlas", señaló Arias en aquella oportunidad, en una entrevista concedida a El Heraldo de Tabasco.
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Mientras tanto, el caso de este pequeño niño maltratado y desconocido seguirá en el limbo, no solamente administrativo en el cual su identidad permanece desconocida, sino en el de la justicia que una sociedad entera le debe a un inocente.
Publicado originalmente en El Heraldo de Tabasco