CHIAPA DE CORZO. Con la salida de los parachicos, la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo dio más colorido y la tradición continúa. Cientos de turistas y visitantes acompañaron el baile que dura más de 12 horas.
Inició a las 9:00 horas de ayer en la casa del patrón, y termina en el mismo lugar después de recorrer los barrios e iglesias de ese municipio chiapaneco.
En Chiapas, las tradiciones están vivas: Manuel Velasco
Los parachicos de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo fueron declarados como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad el 16 de febrero de 2009, y con sus máscaras y vistosos trajes los danzantes se han vuelto cada vez más reconocidos en el mundo entero, dando renombre a Chiapas.
Ayer, día del Señor de Esquipulas, los danzantes se reunieron en el barrio de San Jacinto para de ahí llevar su algarabía a todo Chiapa de Corzo recorriendo los distintos barrios que lo conforman, porque en cada uno hay un santito, afirma Javier Celso Molina Aguilar, que a sus 56 años de edad cuenta con 51 siendo parachico.
Sus más de cinco décadas de dedicación lo llevaron a obtener el reconocimiento como parachico "viejo", lo que significa que ahora es parte de quienes se han convertido en portadores de este tradicional festejo.
Esta celebración que fusiona lo religioso con la tradición popular podría tener orígenes prehispánicos y a la llegada de los españoles. Como muchas tradiciones en latinoamérica, evolucionó para sicretisarse con las creencias religiosas del viejo mundo originándose esta tradición que algunos historiadores datan en el siglo XVII y otros en el siglo XVIII.
Los festejos sobresalientes en esta Fiesta Grande son los correspondientes al Señor de Esquipulas, San Antonio Abad, El Consagrado y San Sebastián, que se realiza el día 20 de enero y va cambiando de barrio según el lugar donde habité el "prioste", es decir, el encargado de organizar la Fiesta Grande.
Este último nombramiento no se da a cualquiera, para poder ser nombrado prioste hay una lista de entre 30 y 40 personas, una de ellas será elegida anualmente, es decir que se debe esperar entre 30 o 40 años para ser organizador de esta fiesta, además de que se debe tener una gran fe y la ayuda de los habitantes, quienes también cooperan para todas las actividades.
Quien recibe el nombramiento de prioste además de la fe debe tener compromiso y un buen ahorro, pues parte de sus funciones es atender a los parachicos, y en cada comida normalmente se proporcionan cuatro cabezas de ganado, pues son cuatro comidas que el prioste debe dar a sus invitados los días 15, 17, 20 y 23 de enero.
Durante la danza, el patrón armoniza con alabanzas a las que los parachicos responden con aclamaciones en los altares de los santos en su día de celebración. La danza se transmite y se aprende al mismo tiempo que se ejecuta: los niños que participan en ella imitan los movimientos de los adultos.
Mientras que la técnica de fabricación de las máscaras también se transmite de generación en generación, desde la tala y el secado de la madera para fabricarlas hasta la ornamentación final, pasando por el aprendizaje del modo de esculpirlas. Durante la Fiesta Grande, la danza de los parachicos invade todos los ámbitos de la vida local, propiciando el respeto mutuo entre las comunidades.