Unos 300 migrantes sin papeles, en su mayoría centroamericanos, fueron detenidos en Chiapas por agentes migratorios, que realizaron un operativo sorpresivo a una caravana que avanzaba hacia la frontera con Estados Unidos.
Los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), acompañados de policías federales, interceptaron a una caravana que se estima de 3 mil personas -en su mayoría centroamericanos que entraron de manera irregular a México- en el poblado de Echegaray, municipio de Pijijiapan, donde se localiza un punto de revisión migratoria.
Durante el operativo, "algunos corrieron y se internaron en el monte, otros tomaron piedras y las lanzaron a los policías, pero cientos fueron arrestados", dijo un testigo, que pidió no ser identificado por razones de seguridad.
Los policías y agentes de migración se desplegaron en dos grupos sobre la carretera costera para arrestar a los migrantes que, agotados después de caminar más de 10 horas bajo las altas temperaturas, fueron trasladados en autobuses.
Defensores de derechos humanos detallaron a la AFP que los migrantes subieron a varias camionetas y a una decena de autobuses, en cada uno de los cuales caben unas 40 personas sentadas.
Según los activistas, el destino sería la estación migratoria de Tapachula, ciudad fronteriza con Guatemala desde donde las autoridades suelen deportar a los centroamericanos a sus países de origen.
Autoridades migratorias consultadas por la AFP rechazaron hacer comentarios sobre el operativo.
Las autoridades mexicanas han restringido su política desde enero. Hasta entonces, entregaron más de 12.000 visas humanitarias que permiten a los migrantes transitar libremente por el país durante un año.
Pero en la actualidad sólo se otorga a los migrantes tarjetas de visitante regional, que restringen su movilidad a estados del sur. La mayoría ha rechazado este nuevo documento.
Desde octubre, miles de centroamericanos han recorrido México en multitudinarias caravanas con la esperanza de llegar a Estados Unidos para pedir refugio, alegando que escapan de la violencia y la pobreza en sus países.
El presidente estadounidense, Donald Trump, considera este éxodo una amenaza de seguridad nacional y exige a México que detenga a los migrantes.
Días atrás, Trump amenazó con cerrar la frontera con México, lo que tendría fuertes repercusiones económicas para ambos países.