Parral, Chihuahua.- Más vivo que nunca, el recuerdo de Francisco Villa se actualiza sin interrupciones cada julio en esta ciudad, donde desde hace 30 años se realizan diversas actividades que conforman una gran fiesta: las Jornadas Villistas. La ciudad se viste de revolución, en ella se organizan eventos culturales y artísticos, arriba una numerosa cabalgata y se representa teatralmente la vida y muerte del caudillo.
Desde hace 21 años, Félix Acosta encarna al general de la División del Norte y cada año le imprime mayor realismo a la representación del güero ojiverde, pues los primeros años su papel artístico era el de uno de los pistoleros que acabó con la vida del revolucionario.
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Su amigo Manuel Octavio Aguirre es el productor de la obra desde 1993, cuando un grupo de jóvenes del Conalep 156 hizo el montaje inicial.
La vergüenza, refiere el actor, fue uno de sus primeros sentimientos pero la aceptación del público le permitió adentrarse en el personaje protagónico, pues sobre él recae todos los años el peso de revivir al caudillo y volverlo a matar.
Acosta reconoce que en el momento de su acto no logra recordar todos los diálogos y que la improvisación le ha servido para cumplir con su rol de Pancho Villa, dándole a esto la oportunidad de hacer click con su público.
“En cada escenificación siento mucha responsabilidad con el general, nosotros no andamos jugando pues lo hacemos con todo el respeto… Y también siento nervios pero trato de superar todo y hacer lo mejor que se pueda porque hoy es una representación pero fue real, ocurrió y en su momento sacudió a la sociedad”, subraya el actor.
Así nacieron las Jornadas Villistas
Las fiestas de julio, después llamadas Jornadas Villistas, nacieron en 1993 cuando Francisco Villa cumplió 70 años de haber sido asesinado en Parral. La programación tenía el propósito de sumar en un mismo mes, la conmemoración de dos eventos importantes para los locales; el aniversario de la ciudad y el crimen del Centauro del Norte.
En principio, la proyección fue regional y prácticamente era un evento cultural, ya que se integraron elementos propios del sur de Chihuahua, involucrando la participación de los municipios circundantes a Parral que comparten un lazo de hermandad con sus habitantes.
No obstante, la conmemoración fue madurando al grado de contratarse artistas de nivel nacional, lo cual buscaba atraer más al turismo para detonar la economía de la ciudad que años atrás vio cerrar la mina que le dio origen y se había mantenido por casi 300 años sin interrupciones.
Así comenzó la promoción de las Jornadas Villistas que traspasaron fronteras, ya que comenzaron a llegar visitantes de Estados Unidos y de Europa interesados en presenciar la representación teatral, conocer la historia de Pancho Villa y los vestigios de la Revolución Mexicana.
Otro actividad que se incluyó a la celebración villista, a finales de los años 90, fue la Concentración Motociclista cuya organización primero fue improvisada y más tarde, implicó una logística para que año con año participen cientos de conductores que al menos durante tres días abarrotan los establecimientos hoteleros y otros implementan campamentos. De ahí que este año se creara la Plaza del Motociclista dedicada a esos fieles bikers que se dicen villistas de corazón.
Cabalgata Villista empezó con 70 jinetes…
Dos años después del surgimiento de la Jornadas Villistas, en 1995 y promovida por el empresario José Socorro Salcido, se integró la Cabalgata Villista, un recorrido que ha crecido exponencialmente, pues iniciaron 70 jinetes y que este año se impuso alcanzar el récord Guinness de 10 mil cabalgantes, lo cual no sería tan descabellado ya que el año pasado fueron 8 mil participantes.
La primera cabalgata partió de la comunidad de Santa Cruz de Villegas a 27 kilómetros de la ciudad pero desde 2008 el punto de partida es Ciudad Juárez para recorrer casi 600 kilómetros, pasando por localidades como Chihuahua, Satevó y Valle de Zaragoza hasta llegar a Parral. Hombres y mujeres a caballo que atraviesan el estado de norte a sur en un lapso aproximado de 15 días.
La ruta no discrimina, a ella se van sumando contingentes provenientes de Delicias, Jiménez, Guadalupe y Calvo, López, Coronado, Balleza, Santa Bárbara, Allende y San Francisco del Oro que se incorporan a la imponente columna para arribar todos juntos al lugar que vio morir a Pancho Villa.
