Majestuosa, así luce en su fachada todavía la Hacienda de Exquitlán, en la zona limítrofe entre Tulancingo y Cuautepec en el estado de Hidalgo
Terminada en el año de 1908 y con detalles estilo francés, comenzó a ser edificada en 1888, es decir, fueron 20 años para que se terminara de hacer este lugar que tiene su historia de terror.
Se dice, que fue propiedad de un hombre llamado Pánfilo García, caudillo y con una gran cantidad de dinero. La riqueza fue su característica principal, aunado a su avaricia.
Hay quien comenta que en este sitio espantan pese a que al interior tiene una Capilla religiosa, pues antes era requisito fundamental que cada Hacienda o Rancho tuviera una de ellas, derivado de la influencia católica que imperaba en la región Tulancingo desde 1527 cuando llegaron los franciscanos.
La Hacienda se encuentra cerca del panteón municipal San Miguel, por cierto, éste a su vez próximo a la Capilla de la Expiración y se dice que en el cementerio yacen los restos de quien fue don Pánfilo García, un hombre que era el terror de aquella época.
Según la historia, don Pánfilo le daba a sus puercos de comer no los desperdicios, sino eran los trabajadores que incumplían con la encomienda dada.
Los encerraba en cavidades subterráneas que se encuentran en esta Hacienda y que aún, se dice, pueden observarse donde guardaban objetos de trabajo como carretillas, guadañas, y, un sinfín de cosas que ocupaban para la jornada diaria, pero, en estos espacios, ahí también estaban los puercos que eran alimentados con carne humana. Se cree, que la de Exquitlán, era su preferida. Y, eso que tenía en aquel entonces más de un centenar de propiedades, pero esta Hacienda era la favorita.
Cuenta la leyenda urbana que si uno va a las 12 de la noche y se pone enfrente de la fachada de esta hacienda en la en que anteriormente, lucían algunas gárgolas, y dice un rezo satánico, uno puede ver lo que sucederá en un futuro.
Pero, no a todos les ha funcionado, pues hay quien refiere que ha visto al mismo Satanás aparecerse en este espejo.
No hay duda, debido a la triste y terrorífica historia, que encierra este lugar según el mito popular.
Es una hacienda impresionante con más de 20 cuartos y enormes salas y comedores. Su belleza, puede opacarse con lo que la gente cuenta.
Se cree que Don Pánfilo García Otamendi tenía dos hijos, un varón y una chica, ella al igual que su hermano eran muy apuestos, por lo que Don Pánfilo buscó casar a su hija con un rico hacendado para que su fortuna se conservara, pero en aquel entonces no había otro más poderoso que él.
Entonces, la leyenda cuenta que quiso casar a los dos hermanos, cosa que causó la oposición de la gente.
De manera humilde llegaban muchos hombres a pedir la mano de la hija pero don Pánfilo como no veía dinero y se sentía humillado decidía también que los pretendientes fueran llevados con los puercos.
Después, ya no se supo realmente qué pasó con sus hijos, pero la muerte llegó a don Pánfilo García y la tierra lo rechazó una y otra vez.
Y, ni siquiera el sepulcro quiso recibir a este hombre avaro, además según la leyenda, sádico. Entonces cómo surgió la idea de los lugareños de llevar el cuerpo de Don Pánfilo a la comunidad del Yolo, perteneciente a Cuautepec.
Ahí se cree, fue dejado el cuerpo pero se ignora, qué sucedió con la inmensa fortuna, que por ahí se creé, debe estar aún enterrada en algún lugar de la región.