Deportistas, estudiantes, trabajadores, viajeros, solidarios y muy amigos entre ellos desde la infancia, pero, sobre todo, cargados de sueños, así son los cinco jóvenes que desaparecieron la noche del pasado viernes 11 en el municipio de Lagos de Moreno.
Roberto Carlos, Diego Alberto, Uriel, Dante y Jaime Adolfo comparten el juego y la aventura desde pequeños, cursaron algunos de ellos la primaria y secundaria juntos. “Parecen un grupo de hermanos”, dijo entre sollozos la hermana de uno de ellos.
A los jóvenes les gusta viajar juntos y su destino predilecto es la playa. El pasado viernes, cuando para algunos terminaban las vacaciones, se citaron por última vez para ir de fiesta, platicar en el Mirador y disfrutar de un fin de semana que fue frustrado a manos de criminales.
Roberto Carlos, casi ingeniero
Roberto Carlos, de 20 años, es un estudiante que el pasado lunes ya no llegó a clases. Él debe ingresar al sexto semestre de la carrera de Ingeniería Industrial del Centro Universitario de Lagos de la Universidad de Guadalajara.
Su mamá Norma Elena Cuéllar lo describe como un joven estudioso que quiere terminar su carrera y ejercerla, además de que disfruta de hacer ejercicio y practicar diferentes deportes junto con sus amigos, que también están desaparecidos.
"Sus sueños eran terminar su escuela y también le gustaba mucho el deporte; él practica con el hijo de la señora (Uriel); se van juntos a entrenar, le gusta correr y va al gimnasio”, contó doña Norma.
Jaime es aficionado al futbol
Jaime Adolfo, de 21 años, trabaja en la construcción. Le gusta pasar el tiempo libre con sus amigos y jugar al futbol, que desde pequeño ha sido su deporte favorito.
"Él es albañil y su gusto de toda la vida es el futbol, siempre, eso es su delirio, hobby. Le va al América", señaló su mamá Ana María Miranda.
Diego y su pasión por la herrería
Diego Alberto, de 20 años, es otro de los cinco desaparecidos. Su papá, José Dolores Lara, lo describe como un joven trabajador que desde muy temprano comienza sus labores en el taller de herrería familiar.
"Nosotros tenemos un taller familiar, ahí trabajamos. Diego se levanta normalmente a las siete y hace su licuado, porque no le gusta mucho el café. Entonces, a las ocho empezamos a trabajar. Él comienza antes que yo".
Uriel, un boxeador con futuro
Uriel, de 19 años, propietario del vehículo localizado en la colonia San Miguel, donde solía reunirse con sus amigos, es comerciante y le ayuda a sus papás en el negocio familiar.
Jaime Galván, papá de Uriel, señaló que en sus tiempos libres su hijo practica box.
"Somos comerciantes, tenemos una lonchería y trabaja con nosotros. Por las tardes le gusta practicar deporte, a él le gusta el boxeo".
Dante, doble medallista
Dante, de 22 años, es ciclista y obtuvo dos medallas de oro en diversas categorías de la Olimpiada Nacional de 2016.
Mauro Hernández, su hermano, compartió las mieles de la victoria con él: “Tiene copas nacionales y estatales”, expresó mientras se secaba las lágrimas de los ojos para levantar el pecho y mostrar su orgullo por Dante.
Lo describe como muy trabajador, quien siempre se esfuerza por conseguir lo que quiere. “Actualmente trabaja en un restaurante. Estamos por poner nuestro negocio de silicones”.
Publicado originalmente en El Occidental