CHETUMAL. Como una alternativa viable que pretende amainar la afectación que provocó a esta entidad dependiente del turismo de sol y playa el arribo de miles de toneladas de sargazo, los cenotes se convierten hoy en una estrategia que se potencializa y que aumenta la demanda del visitante a pasos acelerados.
Es así que autoridades de los tres órdenes de gobierno y la iniciativa privada han volteado hacia este esquema turístico que ofrece diversión, nado, aventura, ecología y misticismo.
“Los milenarios cenotes se convierten ya en un atractivo turístico ascendente que es debidamente cuidado y vigilado para no afectar el ecosistema y su belleza intrínseca, así como la seguridad y la integridad de los bañistas”, comenta el director de Turismo de Puerto Morelos, Héctor Tamayo.
Aunque no se pretende competir con el principal atractivo turístico de sol y playa en la zona que abarca prácticamente todo el litoral de Quintana Roo, incluyendo sus islas, la debida explotación de los cenotes se ha convertido en un plus extraordinario que cada vez es más buscado por los millones de visitantes que llegan cada año a la entidad.
Y si bien es cierto es que estos caprichos de la naturaleza convertidas en cuevas acuáticas o en ojos de agua que existen en la Península de Yucatán han sido explotadas turísticamente desde hace años, son sólo “algunos” los que han sido promocionados y visitados de manera masiva, siendo que esta zona de México cuenta con más de tres mil cenotes.
Su creación se remonta hasta la era de Hielo, cuando la Península de Yucatán solía estar cubierta de mar, el cual dejó de descender dejando la barrera de coral expuesta, dando origen a un suelo de piedra caliza, la cual fue filtrando poco a poco el agua de la lluvia dentro de cuevas y túneles, lo que a su vez formó Ríos Subterráneos. A medida que la piedra caliza se fue desgastando y desplomándose hasta dar lugar a los cenotes.
Su clasificación está relacionada a la edad del mismo y pueden ser a cielo abierto, semiabiertos y subterráneos o en gruta. Los cenotes maduros son aquellos que se pueden ver completamente abiertos y los más jóvenes los que todavía conservan su cúpula intacta.
La palabra cenote proviene del maya “dzonot”, que quiere decir caverna con agua.
Desde tiempos ancestrales los cenotes han sido de gran importancia para la cultura maya, ya que representaban portales hacia el inframundo, mejor conocido como Xibalbá. Un mítico lugar, donde moraban los dioses, los antepasados y seres sobrenaturales. También eran utilizados para rituales y ceremonias, donde se arrojaban tributos a los dioses. Actualmente se han localizado 21 piezas de cerámica correspondientes al Posclásico temprano (800-1200 dC) en el cenote que se encuentra en Chichén Itzá.
En la mayoría de ellos se puede nadar e incluso hay algunos en los que se permite bucear, así como la práctica de la espeleología.
En la zona de los cenotes se puede nadar, también realizar kayak, volar en tirolesa, descender en rappel o bucear en la noche. Además se ha vuelto un lugar popular para los enamorados, aquí se celebran bodas con rituales maya e incluso los famosos “trash the dress”, sesiones bajo el agua con el vestido de novia.
Consciente de la necesidad de mantener la actividad turística como el motor de la economía y base del empleo para miles de mexicanos, el gobierno de Puerto Morelos abre como una alternativa para el visitante “La Ruta de los Cenotes”, un corredor de 38 kilómetros que va casi desde el centro de este municipio, hasta el poblado de Leona Vicario.
Y con el objeto de atraer a los bañistas, hace unos días fue inaugurada la entrada a este largo corredor en el que se asientan una veintena de parques ecoturísticos, señaló la alcaldesa Laura Fernández