Morelia, Michoacán.- Mientras la pandemia por Covid-19 obligó a la mayoría de los maestros de todo el país a enclaustrarse en sus casas para impartir clases de manera virtual, un profesor de Michoacán vio la oportunidad de implementar un proyecto que rompe los esquemas de educación tradicionales.
El docente de 46 años residente de Morelia, con 24 años de servicio, trabaja en una escuela multigrado como maestro unitario, en una comunidad rural que limita con los municipios de Tzitzio, Indaparapeo y Queréndaro. Los habitantes de esa localidad no cuentan con señal telefónica y mucho menos con internet.
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Por ello, en la pequeña escuela de esta comunidad enclavada en la sierra y rodeada de extensa vegetación las clases son presenciales, desafiando las restricciones impuestas por las autoridades.
Aunque tarda una hora y media en trasladarse de Morelia a la comunidad donde labora, el maestro comentó que, en el contexto de la pandemia, junto con sus padres y estudiantes esbozó un proyecto de salud comunitaria y educativa para enfrentar la contingencia con el fin de no cerrar por completo la escuela.
El docente, a cargo de 25 alumnos y quien prefirió mantener su nombre y el de la comunidad en el anonimato, explicó que este proyecto consiste en un sistema de asambleas y acuerdos comunitarios donde participa gente del plantel educativo y habitantes de la localidad.
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El profesor agregó que todos los padres de familia tienen una comisión como la limpieza del plantel; los niños y el maestro deben observar higiene, portar cubrebocas, mantener todas las medidas sanitarias”.
En este sentido, indicó que los pobladores que salen de la comunidad saben que tienen que hacerlo protegidos, con cubrebocas, para evitar contagios.
El maestro recordó que hubo una primera etapa de escuela en casa de marzo a julio pasados para concluir el ciclo escolar, “pero después vimos que había muchas debilidades en ese esquema porque en la comunidad no hay tecnología y un gran sector de maestros no tiene las habilidades necesarias en la computadora”.
Después se determinó que el esquema de clases a distancia no era viable ante la evidente carencia de herramientas tecnológicas en la comunidad, por lo que se procedió a construir un esquema propio, afirmó.
“Modificamos el plan y programa de estudios, pero todo esto implicó tomar una decisión al margen de varias instancias oficiales”, apuntó.
Dijo que en su momento las autoridades municipales propusieron que los alumnos solo llevaran tareas a la escuela, “pero eso no es educación, necesitábamos un proceso más completo, entonces desobedecimos esa parte”.
El docente consideró que las relaciones entre municipios y gobierno estatal son políticas, “vimos la preocupación de ellos solo en los datos y no en la necesidad de los niños de seguirse educando. La Secretaría de Educación a nivel nacional y estatal se mueve políticamente en escenarios de intereses más políticos que académicos”.
Señaló que su estrategia para no ser sancionados consiste en mantener las clases presenciales al margen, sin hacerlas públicas y que cuando la policía hace rondines “piensa que estamos en acompañamiento de tareas, no saben que estamos en clase porque sí podría haber alguna repercusión de carácter administrativo”.
Mencionó que como maestro rural enfrenta las mismas dificultades hoy que hace 24 años: rezago educativo y falta de apoyos. “Vivimos la parte del México a la que no se le ha invertido, pareciera que regresas al tiempo”.
Advirtió que un sistema educativo que no garantiza a sus niños el acceso a la conectividad que a nivel mundial es importantísima, es un sistema que no hace las cosas bien.
Consideró que la educación presencial jamás podrá ser desplazada por la virtual, pues hay comportamientos de conducta que solo se aprenden de manera presencial como las emociones, la amistad, la fraternidad, la imaginación y el pensamiento crítico.