/ viernes 13 de mayo de 2022

Nipones en el Bajío

La industria automotriz trajo los primeros japoneses a Aguascalientes, ahora también dan clases o incursionaron como empresarios

Aunque Japón queda a cerca de 11 mil kilómetros de distancia de Aguascalientes, en algunos rincones del estado se hace sentir la presencia del país asiático: en hoteles, oficinas y sitios turísticos, entre otros, es posible encontrar algunos letreros en japonés.

La población de japoneses en el estado comenzó a multiplicarse con la instalación de la primera planta Nissan, en la década de los 80 del siglo pasado, y aunque hoy en día la fuerza laboral de esta empresa es mayormente mexicana, Aguascalientes sigue teniendo una importante comunidad nipona.

Te puede interesar: Japón, el mercado principal de alimentos mexicanos en Asia

Eiichi Yamabe es un ejemplo de este fenómeno migratorio: japonés de nacimiento, arribó hace 25 años a México, su primera escala fue en la capital del país, y dos años después se mudó a Aguascalientes para trabajar en la planta de Nissan.

Los primeros años sintió el choque cultural: no hablaba español, y aunque pensó que el inglés sería una buena herramienta para comunicarse, pronto se percató de que muchos mexicanos no dominan esta lengua; se topó con una comida tradicional muy distinta, en la que predominan los sabores picantes; un ritmo de vida más cansino y una población que no está acostumbrada a la puntualidad; una relación muy distinta entre las personas, donde el contacto físico es una muestra de fraternidad.

Pero de a poco, Eiichi se fue adaptando a los usos y costumbres, siendo su principal apoyo su esposa mexicana: al día de hoy puede conversar fluidamente en español; disfruta de comer gorditas y tacos; a desarrollado una tolerancia a la informalidad de los aguascalentenses que casi nunca llegan puntuales a una cita; y saluda de abrazo cuando es conveniente.

En las últimas dos décadas, Aguascalientes también evolucionó y cada vez es más amigable con las personas que vienen del Japón, se han abierto algunas tiendas con condimentos e ingredientes que les permiten cocinar en casa la tradicional cocina nipona; autoridades en conjunto con empresas japonesas instalaron algunas placas con nomenclaturas en su idioma.

Se han implementado programas que no han fructificado, como enseñanza de idioma japonés a taxistas, con el objetivo de que pudieran entablar conversaciones básicas con nipones que llegan de visita, pero la alta rotación en el gremio lo ha hecho inviable; Eiichi Yamabe considera que ayudaría más que estos esfuerzos se canalicen a trabajadores de primeros auxilios, como paramédicos y policías, pues se han dado casos de emergencias en los cuales los japoneses se enfrentan a la barrera del idioma para comunicar su situación.

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La vida de la comunidad japonesa en Aguascalientes ha florecido, si bien no hay un barrio nipón, sí hay japoneses o descendientes en actividades artísticas, impartiendo clases, y hay quienes han probado suerte como empresarios, por supuesto, algunos de ellos han incursionado en la tradicional comida oriental.


Aunque Japón queda a cerca de 11 mil kilómetros de distancia de Aguascalientes, en algunos rincones del estado se hace sentir la presencia del país asiático: en hoteles, oficinas y sitios turísticos, entre otros, es posible encontrar algunos letreros en japonés.

La población de japoneses en el estado comenzó a multiplicarse con la instalación de la primera planta Nissan, en la década de los 80 del siglo pasado, y aunque hoy en día la fuerza laboral de esta empresa es mayormente mexicana, Aguascalientes sigue teniendo una importante comunidad nipona.

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Eiichi Yamabe es un ejemplo de este fenómeno migratorio: japonés de nacimiento, arribó hace 25 años a México, su primera escala fue en la capital del país, y dos años después se mudó a Aguascalientes para trabajar en la planta de Nissan.

Los primeros años sintió el choque cultural: no hablaba español, y aunque pensó que el inglés sería una buena herramienta para comunicarse, pronto se percató de que muchos mexicanos no dominan esta lengua; se topó con una comida tradicional muy distinta, en la que predominan los sabores picantes; un ritmo de vida más cansino y una población que no está acostumbrada a la puntualidad; una relación muy distinta entre las personas, donde el contacto físico es una muestra de fraternidad.

Pero de a poco, Eiichi se fue adaptando a los usos y costumbres, siendo su principal apoyo su esposa mexicana: al día de hoy puede conversar fluidamente en español; disfruta de comer gorditas y tacos; a desarrollado una tolerancia a la informalidad de los aguascalentenses que casi nunca llegan puntuales a una cita; y saluda de abrazo cuando es conveniente.

En las últimas dos décadas, Aguascalientes también evolucionó y cada vez es más amigable con las personas que vienen del Japón, se han abierto algunas tiendas con condimentos e ingredientes que les permiten cocinar en casa la tradicional cocina nipona; autoridades en conjunto con empresas japonesas instalaron algunas placas con nomenclaturas en su idioma.

Se han implementado programas que no han fructificado, como enseñanza de idioma japonés a taxistas, con el objetivo de que pudieran entablar conversaciones básicas con nipones que llegan de visita, pero la alta rotación en el gremio lo ha hecho inviable; Eiichi Yamabe considera que ayudaría más que estos esfuerzos se canalicen a trabajadores de primeros auxilios, como paramédicos y policías, pues se han dado casos de emergencias en los cuales los japoneses se enfrentan a la barrera del idioma para comunicar su situación.

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La vida de la comunidad japonesa en Aguascalientes ha florecido, si bien no hay un barrio nipón, sí hay japoneses o descendientes en actividades artísticas, impartiendo clases, y hay quienes han probado suerte como empresarios, por supuesto, algunos de ellos han incursionado en la tradicional comida oriental.