Jalisco.- Como muchas mujeres, Eva Margarita nunca se pudo quedar en casa durante la pandemia, tuvo que seguir saliendo a trabajar, con los riesgos que implica estar encargada de la limpieza de un hospital; con los desechos de alto riesgo que esto genera, prácticamente provocando al virus que ha matado a más de 200 mil mexicanos.
Le ha tocado vivir de todo, advierte, pero es un tema del que no quiere hablar mucho, no lo hizo en todo este tiempo al regresar a casa, con su familia, no quería preocuparlos más. Pero no podía parar, su aportación a la economía es esencial.
Eva Margarita es afanadora del Hospital General de Occidente (HCG) dependiente de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ) y el destino la llevó a que justo en el mes de julio del 2020 fuera llamada a trabajar en el Área Covid-19, un espacio considerado de alto riesgo.
¿Tuvo temor al respecto? Piensa unos segundos y responde que su mayor temor no es enfermar por el Coronavirus, sino que "me da más miedo al salir de casa".
Su ingreso es temprano, por lo que sale de madrugada de casa y entonces enfrenta la falta de alumbrado público en la colonia donde vive que es Lomas de Tabachines, en el municipio de Zapopan. "Sé que se aprovechan, de noche o madrugada, asaltan a las personas cuando van caminando al camión, los asaltan, pero también los matan". Eva tiene que sortear el horario de salida para poder ir a trabajar.
Tenemos mucha inseguridad en la colonia en la que vivo, no sirve el alumbrado, tengo que salir antes para agarrar el camión y si me han salido delincuentes porque salgo muy temprano
Eva Margarita, afanadora del Hospital General de Occidente
Antes de la siete de la mañana sale de su casa, pero ya para entonces dejó preparado el desayuno para su mamá (adulta mayor) y de su hija de 13 años, el tiempo de traslado es de 45 minutos aproximadamente, tiene que caminar varias cuadras por calles oscuras de su colonia para tomar una unidad de transporte público y llegar al hospital.
Habían pasado cuatro meses del primer caso cero del virus Sars-Cov2 en México, cuando le avisaron de su cambio a esa área. Eva nunca pensó que formaría parte de uno de los equipos sanitarios de mayor compromiso, hoy su trabajo representa orgullo y satisfacción por ofrecer un servicio a quienes se debaten entre la vida y la muerte.
“Sabemos que con el trabajo que nosotros hacemos se mantienen más limpios los espacios y se puede salvar más vidas (…) es muy importante porque todas las mujeres le echamos muchas ganas, tenemos muchos compromisos para salir adelante”.
Hace ocho meses, Eva recibió una preparación integral para trabajar como afanadora en el Hospital Zoquipan, por un lado para la higiene y limpieza de la sala Covid-19, y para evitar enfermar, además se realizó estudios generales de salud. “Te toman la presión, que no seas diabética, no tener ninguna enfermedad. Salí bien, no tengo ninguna enfermedad”, lo dice con orgullo.
Describe parte de su rutina diaria, solo en un área del hospital considerada de alto riesgo, pero dice que sigue al pie de la letra todas las medidas y protocolos para evitar enfermar de Covid-19. “Tengo que limpiar las camas con una franela con agua y cloro cada vez que hay un paciente. Cuando hay un paciente limpiar todo para que quede muy desinfectada todo limpio... la cama, el piso, las paredes se hace exhaustivo”.
Para ingresar a la sala de atención Covid-19, platica que usa dos trajes para prevenir riesgos de infección: “Uso dos uniformes, tengo mucha protección guantes, google todo me lo dan aquí, en el hospital”.
Eva se siente segura, sin titubeos dice que todos deberán seguir las medidas de higiene, a ocho meses de trabajar no ha enfermado ni siquiera formar parte de los casos sospechosos, sus conocimientos también los transmite a su familia y conocidos.
“Aquí estamos bien protegidos y los enfermos son bien atendidos, por eso también le digo a mi hija que se cuide mucho para que no se vaya a contagiar más cuando sale en la calle”, agrega que una salida sin usar cubrebocas, lavarse las manos y no respetar la sana distancia es el mayor riesgo que se puede tener.
Por los pasillos de la Sala Covid del Hospital de Zoquipan se ve a Eva cubierta de pies a cabeza, cuando regresa trae su cubrebocas y evita acudir a otras áreas; ella solo piensa en tener limpio, porque de su trabajo depende la salud de sus compañeros.
Y lo ha conseguido, aunque tienta y provoca al virus, hasta ahora ella no ha resultado enferma ni tampoco lo ha llevado a su casa, donde su mamá y su hija permanecen sanas.
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